Cerro Porteño logró una victoria que lo lleva en forma soli­taria a la punta del grupo tras batir al Nacional charrúa por una mínima diferencia.

El solitario gol de Víctor Cáceres al promediar el pri­mer tiempo sirvió para man­tener la racha de triunfos en la Libertadores, dando un paso clave para llegar a la siguiente fase de la competencia.

Hasta ahí todo bien. El equipo cometió varios errores ante un rival que no apretó el ace­lerador, sin inquietar en gran parte del partido.

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Con relación al torneo local, Jubero hizo cambios que no marcaron diferencia. Con Escobar de lateral dere­cho, los centrales Cáceres y Amorebieta, más Arzamen­dia, trataron de frenar algu­nas esporádicas llegadas de Ramírez y Bergessio, ade­más del acompañamiento de Rodrigo Muñoz.

Algunas fallas entre Agui­lar y “Topo” Cáceres; sin la brillantez de Carrizo y Ruiz, pocos balones llegaron a Larrivey y Haedo.

Aun así, Cerro, con el apoyo de su gente y pelota quieta, rompió la barrera. Centro, peinada de Haedo y apare­ció “Topo” para batir la valla rival por única vez.

Se lesionó Arzamendia e ingresó Acosta. Mejoró la marca, pero no hubo pro­yección.

En la complementaria, Cerro buscó en forma desorde­nada aumentar el marcador y no encontró el camino. En algunos se notó el cansan­cio. Entró Villasanti y le dio velocidad al medio, pero faltó acompañamiento. Nacional tampoco atacó como para buscar el empate. Cerro se metió atrás, cedió terreno y Muñoz pasó algunos sofoco­nes, que felizmente no termi­naron en goles.

Lo que vale es ganar en Copa, sin importar si se juega bien o no. Los tres puntos sirven mandar en la punta del grupo y acariciar la clasificación. De fútbol quedó en deuda.

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