Un factor que incide en la obesidad en algunos casos es la genética, si uno de los padres presenta obesidad hay un riesgo del 40 % a 50 % de que el escolar o adolescente también presente sobrepeso u obesidad, si ambos presentan obesidad ya estamos hablando de un 60 % a 80%, claramente esto tiene que ver con la genética, pero mucho más con los hábitos que adquirimos en la casa. La mala alimentación, la vida sedentaria y el estrés son factores que contribuyen a aumentar el número de personas afectadas.

Es fundamental concientizar sobre el impacto de la obesidad en la salud, no solo se trata de un problema de peso, sino también es el antecedente más importante de otros problemas de salud como la diabetes, la hipertensión arterial, problemas con el colesterol y enfermedades cardiovasculares que hoy por hoy representan una enorme carga para los servicios de salud y la mayor causa de mortalidad en nuestro país y en el mundo.

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La obesidad no solo impacta en la salud física, sino también en la mental, las personas con obesidad tienen mayor riesgo de padecer depresión, ansiedad y estrés, además trastornos del sueño. La prevención es clave para combatir esta enfermedad, las principales recomendaciones incluyen mantener una alimentación saludable y equilibrada, con frutas, verduras, carnes magras y reducción de azúcares y grasas saturadas; realizar actividad física regularmente (al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado); controlar la calidad del sueño, entre otras.

Sin embargo, una vez que la obesidad se ha instalado, el enfoque multidisciplinario es la estrategia más efectiva para su tratamiento. Este incluye el apoyo de especialistas en nutrición, psicología, medicina y actividad física, combinando estrategias médicas y conductuales.

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