En los últimos días, Paraguay ha sido testigo de varios casos de robos de bebés en hospitales, lo que ha generado una creciente preocupación en la sociedad. Estos incidentes han llevado a reflexionar sobre las motivaciones detrás de tales actos y han puesto en el foco condiciones psicológicas como el embarazo psicológico o pseudociesis.
El embarazo psicológico es una condición en la que una mujer presenta síntomas físicos y emocionales de embarazo sin estar realmente gestando. Según el psicólogo Renée Pereira, en una entrevista para 1020 AM, diversos factores en la vida de una mujer en edad reproductiva pueden provocar que el cerebro “engañe” al cuerpo, llevando a la simulación de un embarazo.
Este síndrome, también conocido como pseudociesis, se manifiesta con síntomas como ausencia de menstruación, náuseas, aumento del volumen abdominal, vómitos, incremento de peso, sensaciones de movimientos fetales, crecimiento del pecho, ansiedad, alteraciones del sueño y oscurecimiento de la piel. La mente tiene la capacidad de producir estos síntomas cuando la persona está convencida de que está embarazada.
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Las causas del embarazo psicológico son multifactoriales. Factores neuroendocrinos, fisiológicos, sociales y culturales pueden intervenir en esta afección. Por ejemplo, un fuerte deseo de ser madre no satisfecho, asociado o no a trastornos depresivos relacionados, puede desencadenar esta condición. Además, situaciones de estrés, ansiedad por lograr un embarazo, experiencias previas de aborto o incluso el miedo a quedar embarazada tras una relación sin protección pueden contribuir a la aparición de un embarazo imaginario. La mente puede crear todo un escenario y fingir un embarazo, demostrando su poder para engañar al propio cuerpo.
Es fundamental que las mujeres que experimentan estos síntomas busquen atención médica y psicológica. Un diagnóstico adecuado, que incluya evaluaciones físicas y psicológicas, es esencial para abordar esta condición. El tratamiento puede involucrar terapia psicológica para abordar las causas subyacentes y, en algunos casos, intervenciones médicas para manejar los síntomas físicos.
La comprensión y el apoyo del entorno cercano son cruciales para la recuperación. Es importante no minimizar ni juzgar la experiencia de quien atraviesa un embarazo psicológico, sino ofrecer empatía y acompañamiento durante el proceso de tratamiento.
En conclusión, el embarazo psicológico es una manifestación clara de cómo la mente puede influir en el cuerpo, generando síntomas físicos reales ante situaciones emocionales y psicológicas complejas. La atención integral y el apoyo son fundamentales para ayudar a las mujeres que enfrentan esta condición.