Millares de habitantes de Abiyán (Costa de Marfil) se apiñaron día y noche contra las barreras, con los ojos pegados al vidrio: frente a ellos, la chef marfileña Zeinab Bancé cocinaba sin parar en un intento de romper el récord Guinness de la maratón individual de cocina más larga. Este lunes, a las 6:30, interrumpió su hazaña alcanzando 131 horas y 30 minutos.
“¡Victoria, victoria!”, coreó la multitud ayer domingo en la plaza de Koumassi, un barrio de la capital económica. Aquí y en las redes sociales, es enorme el entusiasmo con que apoyan a Zeinab Bancé. Yves Aristide Kouassi, de 25 años, lleva cinco días allí para apoyar a su “hermana marfileña”.
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“Ella a menudo se siente un poco fatigada, pero cuando comenzamos a bailar, su energía crece, ella comienza a bailar también”, cuenta. La chef pretendía completar 120 horas de cocina en cinco días, con cinco minutos de descanso por cada hora trabajada y dos horas de sueño por noche, para romper el récord mundial del irlandés Alan Fisher, alcanzado a finales del año pasado con 119 horas y 57 minutos sin interrupción.
“Creo que voy a romper ese récord y aunque no lo consiga (...) habré logrado unir a toda una población”, aseguró Bancé a la AFP. Cada día acuden a apoyarla personalidades públicas, como ministros, una ex primera dama y la opositora Simone Ehivet Gbagbo, artistas como Magic System, y Emerse Faé, entrenador de la selección nacional de fútbol que venció en enero la Copa Africana de Naciones, otro hecho que aglutinó al país.
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300 recetas marfileñas
Tras el cristal de su cocina provisional, un espacio cerrado al público, Bancé parece cansada, pero se afana con los platos que cocina a fuego lento. “Hoy es el quinto día, ¿no?”, se pregunta. “Estoy muy cansada porque no he dormido, pero me siento bien”. Un médico la sigue regularmente. “La vamos a empujar para que tenga fuerza”, quiere creer Fatim Kamagaté, de 25 años.
La jefa del restaurante “L’Otre Rive”, en Abiyán, espera preparar unas 300 recetas, todas marfileñas, dijo a la prensa local: kedjenou, salsa de granos, salsa de maní y otros platos típicos. Bancé se considera tímida, pero le “gustan los desafíos”, superarse a sí misma, y ser reconocida por su trabajo en una sociedad donde “es un poco complicado que las mujeres tengan un lugar”.
Cuando termina de preparar los platillos, cuyos ingredientes compra la chef o son donados por comercios locales, la comida “se envía a orfanatos y hospitales, y el resto se distribuye en el sitio”, cuenta Franck Dosso, encargado de la seguridad de su equipo. Los platos también son distribuidos entre las personas desplazadas cuyas casas fueron destruidas durante las operaciones de demolición de varios distritos de Abiyán.
Fuente: AFP.