Por Lourdes Torres (lourdes.torres@nacionmedia.com)
El expresidente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento, falleció el 11 de setiembre de 1888 en Asunción, Paraguay, a la edad de 77 años. Él es considerado el padre de la Educación en el país vecino y cada aniversario de su muerte se recuerda, en su honor, el día del maestro argentino.
Sarmiento fue presidente de Argentina entre los años 1868 y 1874 y durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) apoyó el combate contra el mariscal Francisco Solano López, sin saber que terminaría viviendo sus últimos años en tierra guaraní y contribuyendo a su reconstrucción a través de la educación.
Eduardo Ortiz Mereles, historiador y presidente de la Asociación Cultural Mandu’ara, narra a La Nación/Nación Media que Sarmiento llegó a Asunción en 1887 en busca de tierras más cálidas, por recomendación médica, ya que tenía problemas respiratorios.
“Sarmiento, con avanzada edad y a pesar de ser proactivo, tuvo que dejar la ciudad de Buenos Aires debido al frío intenso propio de la capital argentina. Tenía problemas de salud, problemas respiratorios. Así llegó a la capital paraguaya, donde continuó escribiendo sus artículos periodísticos y sus aportes a la educación”, refiere.
A 136 años de su fallecimiento, el expresidente argentino no solo es recordado por su faceta como político, sino también por su rol como periodista, escritor y principalmente educador. “Sarmiento fue un educador nato, que tuvo una importante labor en la educación argentina, ya que promovió el progreso científico, mostrándose siempre a favor de la creación de instituciones educativas, culturales y científicas”, remarca Ortiz Mereles.
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Vida y legado
El historiador reseña que Sarmiento nació en el barrio Carrascal de la ciudad de San Juan, el 14 de febrero de 1811. Fue gobernador de la provincia de San Juan entre 1862 y 1864. En octubre de 1868 asumió la presidencia de Argentina, aún en plena “Guerra del Paraguay” como es conocida la Guerra de la Triple Alianza en el Río de la Plata. Su mandato se extendió hasta 1874.
“Su hijo adoptivo, Domingo Fidel Sarmiento, peleó contra Paraguay y falleció a los 21 años en la batalla de Curupayty, el 22 de septiembre de 1866. Sarmiento quedó devastado con la noticia y más aún tras visitar la tumba de su hijo ‘Dominguito’”, relata el historiador.
Finalizada la contienda, y luego de idas y vueltas en su país, incluyendo dos exilios, Sarmiento se destacó como senador nacional por su provincia (1874 y 1879) y como ministro del Interior (1879).
En julio de 1887, durante la presidencia del general Patricio Escobar, llegó a Paraguay. Algunas autoridades paraguayas aprovecharon para pedirle consejos sobre educación y Sarmiento respondió fomentando, como lo hizo en Argentina, los valores que la enseñanza podía dar a los jóvenes. “Por eso es considerado como uno de los primeros hombres que ayudaron a la reconstrucción del Paraguay, en este caso, a través del área de educación”, comenta Ortiz Mereles.
El aporte de Sarmiento a Paraguay fue de gran valor con el diseño de la ley de educación común; además de ayudar a reorganizar el museo y la biblioteca nacional, fue uno de los primeros en elaborar un proyecto para la jubilación docente, diseñando diversos planes y reglamentos de estudio para los varios niveles de enseñanza de la época.
Lazo con Paraguay
Tras arribar a Paraguay en julio de 1887 y volver a Argentina en octubre de ese año, Sarmiento haría su último viaje a tierra guaraní durante el invierno de 1888, falleciendo en Asunción el 11 de setiembre de ese año.
“Luego de su fallecimiento, en Paraguay se decretó duelo nacional por tres días a modo de agradecimiento por sus aportes al país”, refiere Ortiz y agrega que en esa época el nacionalismo no estaba en vigencia, como sí lo estuvo en el siguiente siglo con la reivindicación de la figura del mariscal López el 1 de marzo de 1936.
De acuerdo al recuento histórico, el cuerpo de Sarmiento fue velado en Asunción por tres días y luego su familia lo llevó a Buenos Aires a bordo del buque vapor a ruedas San Martín. Se armó una capilla ardiente en el salón principal de la nave y el 15 de septiembre zarpó rumbo a la capital porteña.
En el camino, río abajo, hizo varias paradas en puertos argentinos, donde fue recibido con honores por los ciudadanos de cada puerto, hasta que finalmente el 21 de ese mes llegó a destino. El ataúd fue cubierto por las banderas argentina, chilena, paraguaya y uruguaya.
En 1908, un estudiante de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Salvador Lorenzo Debenedetti, propuso celebrar el día del estudiante el día en que sus restos llegaron al país. En su honor, desde 1943 y hasta la actualidad, el 11 de septiembre se conmemora el día del maestro en Argentina.
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