A la hora de buscar deshacerse de esa grasa localizada que persiste a pesar del ejercicio y la alimentación, mucha gente acude a las cremas reductoras. En muchos casos, cuando se combina alimentación saludable y se deja la vida sedentaria, los resultados son óptimos. Sin embargo, si solo se busca que la crema haga milagros, se estará en el grupo de gente que se queja de que no obtiene los resultados deseados.
Esto se de debe a que existen momentos más apropiados para utilizarlos y además, es de uso prolongado para poder encontrar resultados. En esta nota te contamos cómo usarlas para obtener los resultados esperados.
Las cremas reductoras cuentan con fórmulas diseñadas específicamente para eliminar líquidos y toxinas, deshacerse de la grasa localizada y tonificar la piel. Pero, ¿cómo y en qué momento aplicar para que realmente sean efectivas?
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Aplicar una crema reductora no es tan fácil como parece, y es que no funciona solo con extenderla sobre la piel de vez en cuando, sino que requiere de constancia y de un método. “El efecto lipolítico es la función que deben cumplir las cremas reductores para ser eficaces, es decir, la eliminación de los acúmulos de grasa”, explica la fisioterapeuta, esteticista y cosmetóloga, Clara Gaona.
Los ingredientes que no deben faltar en una crema reductora son la centella asiática, té verde, cafeína, guaraná, algas o carnitina, ya que estos ayudan a estimular la circulación de la sangre. A su vez, provocan que las células grasosas -los adipocitos- se activen y se expulsen, consiguiendo los resultados esperados.
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Gaona explica que “lo ideal es aplicarla antes de realizar alguna actividad física, de esa forma ayuda a una mejor activación en la circulación y estimula la movilización de grasa”. Siendo constante durante tres o cuatro meses, te podrás deshacer de la grasa localizada de una vez por todas, especialmente de aquellas que se encuentran en los brazos, abdomen, piernas y caderas.
Cabe destacar que no solo aplicar la crema reductora es importante, para que realmente se vea su efecto debe ir acompañada de un estilo de vida saludable, con ejercicio y alimentación consciente y equilibrada.