El número de pacientes con cáncer de pulmón no microcítico (CPNM), el subtipo más frecuente, aumentó un 16 % en los últimos cinco años. Pacientes que son evaluados con pruebas de biomarcadores para recibir el mejor tratamiento posible, según se recoge en el informe ‘Hacia una detección precoz y diagnóstico molecular universal del cáncer de pulmón’, elaborado por un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios, pacientes y gestores, y que forma parte del proyecto ‘Visionarios en cáncer de pulmón’.
Actualmente, solo un 30 % de los casos se detectan en estadios iniciales, cuando diagnosticar y tratar antes supone un aumento de la supervivencia de hasta el 80 %, además de una mejora en la calidad de vida y un ahorro de costes al sistema sanitario. Un tumor responsable de 22.727 fallecidos durante 2022, lo que supone el fallecimiento de una persona cada veinte minutos.
Aunque este cáncer se asocia al tabaco en un 80 % de los casos diagnosticados, en los últimos años hay una tendencia ascendente en no fumadores y está entre los tres tumores más frecuentes diagnosticados, con una estimación de 32.768 casos para el 2024.
Según el jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario de Alicante y miembro de la Junta Directiva del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), el doctor Bartomeu Massuti, la elevada mortalidad de este tumor se asocia principalmente a su abordaje tardío.
Aunque se viene observando una reducción del tabaquismo en hombres, va en aumento entre las mujeres y la edad media de inicio se sitúa entre las más bajas de Europa, siendo especialmente preocupantes los porcentajes de consumo entre los más jóvenes.
Por todo ello, resulta clave incrementar el número de pacientes diagnosticados en estadios iniciales, ya que cuanto antes se detecte, más probabilidades hay de que el tratamiento sea eficaz y potencialmente curativo, con unas tasas de supervivencia a cinco años superiores al 80 %.
En este contexto, el doctor Massuti considera necesario un cambio de enfoque que permita diagnosticar antes abarcando todas las estrategias y aspectos necesarios con el fin último de permitir abordajes curativos y aumentar la supervivencia y calidad de vida de los afectados. “Algo que pasa por avanzar en su identificación precoz, incluso antes de la aparición de síntomas y por generalizar el diagnóstico molecular para caracterizar la enfermedad y determinar el tratamiento más eficaz”, subraya este experto.
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En enfermedad precoz, el diagnóstico molecular consiste en la determinación de alteraciones en la expresión PD-L1, EGFR y ALK, que pueden ayudar a identificar el abordaje terapéutico más adecuado y, por tanto, tal y como se recoge en este documento, debería realizarse cuanto antes, previo al inicio de cualquier tratamiento. El problema es que, en la mayoría de los países de Europa, el acceso a la secuenciación masiva sigue siendo en gran medida inaccesible en la práctica clínica, limitada a los ensayos clínicos o a la investigación básica.
En este sentido, el especialista del Departamento de Anatomía Patológica del Hospital 12 de Octubre de Madrid y miembro del Comité científico de la Asociación para la Investigación del Cáncer de Pulmón en Mujeres (ICAPEM), el doctor Fernando López-Ríos, señaló que “la caracterización molecular es una excelente herramienta que permite guiar adecuadamente las decisiones terapéuticas, ofreciendo la opción más adecuada para cada paciente”.
“Los continuos avances, tanto en técnicas de diagnóstico molecular como en terapias personalizadas, hacen recomendable el desarrollo de sistemas ágiles de incorporación en los sistemas sanitarios de las soluciones de mayor valor, para su rápida llegada a los pacientes”, añade.
Los principales objetivos del diagnóstico molecular son guiar las decisiones terapéuticas, permitiendo el abordaje más adecuado, incluso desde las primeras etapas de desarrollo del tumor “se trata de personalizar el tratamiento reduciendo la probabilidad de fallos terapéuticos, evitando reacciones adversas innecesarias y, por tanto, contribuyendo a la sostenibilidad del sistema sanitario”, destaca el doctor López-Ríos.
“En nuestro país, la realización de pruebas de diagnóstico molecular en la práctica clínica es heterogéneo. El Ministerio de Sanidad ha aprobado cinco medicamentos, de los nueve aprobados en Europa, asociados a determinación de biomarcadores para este tumor”, afirma el experto.
Por su parte, el director de Corporate Affairs de Roche Farma España, Federico Plaza, subraya que “las nuevas tecnologías, junto a estrategias y políticas adecuadas y una mejor gestión de los recursos y optimización de los procesos son los principales aliados para el cambio necesario en el escenario del cáncer de pulmón”.
Entre las diferentes acciones para llegar a un diagnóstico temprano de este tumor, en el informe se contempla la instauración de un programa de cribado para detectar lesiones precancerosas o cáncer en estadios tempranos en personas que no presentan síntomas.
Sus objetivos son reducir la mortalidad y morbilidad, como ocurre en el cáncer de mama, así como la incidencia de un tipo de cáncer identificando y tratando precursores, como pasa en los cribados de cáncer colorrectal y de cérvix.
“El cribado en pacientes de alto riesgo ha demostrado ser la herramienta más eficaz en la reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón. Por cada 1.000 cribados, se logran salvar 11 vidas, comparativamente más que en el caso del cribado de cáncer de mama, en el que se salva una vida por cada 800 pruebas de cribado. Asimismo, aumenta las tasas de diagnóstico y tratamiento precoces con el fin de garantizar las mejores posibilidades de curación. Pese a ello, su implantación en los servicios sanitarios continúa planteando múltiples retos”, apunta el doctor Massuti.
Fuente: Europa Press.