La coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la doctora Rosa Arboiro, destacó que la consecuencia directa de la osteoporosis “es el aumento del riesgo de fracturas y el incremento de la incidencia de las fracturas por fragilidad”.
Las fracturas de cadera, vértebra y antebrazo son las más frecuentes y suponen en su conjunto la mita de todas las fracturas. “Una de las formas en las que afecta a la mujer después de la menopausia es la conocida como postmenopáusica”, ha subraya la experta,
Añadió que “en el varón suele ser idiopática o secundaria a un amplio número de enfermedades”, como determinadas endocrinopatías, el alcoholismo, enfermedades reumáticas, muchas neoplasias o su tratamiento, producidas por fármacos, o secundarias a enfermedades como los accidentes cerebrovasculares o las paraplejias o tetraplejias.
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Durante un encuentro se ha analizado el uso de técnicas de imagen no invasivas para medir la calidad y cantidad ósea y en investigación clínica, como la utilidad de Trabecular Bone Score y 3D-DXA.
Ambas técnicas se basan en la aplicación de un programa informático específico en cada caso a los archivos de la densitometría ósea, proporcionando información sobre la calidad y la microestructura ósea.
Complicaciones y pronóstico erróneo
En España, del total de fracturas que se producen, según los últimos datos disponibles, el 22 por ciento son fracturas de cadera. Según la SEMI, tras una fractura por fragilidad en pacientes con osteoporosis, la mortalidad es de casi el 15 por ciento al año.
Si se añaden otras consecuencias a raíz de la fractura, como tromboembolismos, esta mortalidad asciende casi al 20 por ciento al año.
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En el caso de la fractura de cadera, a pesar de los avances para conseguir una cirugía precoz y unos cuidados postoperatorios óptimos, la mortalidad en el primer año tras la fractura de cadera sigue siendo de un 20 por ciento.
En España, la tasa es de 176,8 fracturas de cadera por 100.000 habitantes. Alrededor del 70 por ciento de las fracturas de este tipo ocurren en mujeres y más del 40 por ciento en personas de 85 o más años.
La repercusión funcional también es importante, pues un año después de la fractura de cadera el 40 por ciento de los pacientes siguen sin poder caminar por sí mismos, y el 80 por ciento tiene limitaciones funcionales que interfieren con las actividades básicas de su vida diaria (ABVD).
Fuente: Europa Press