Aunque los ladridos de las mascotas pueden no tener un motivo aparente, es importante reconocer que cada uno tiene su propio significado y propósito único. Los perros pueden iniciar su ladrido por diversos motivos: desde temor hasta falta de atención. De ahí que es fundamental identificar la causa y atenderla por el bien del can.
Generalmente, cuando los ladridos son excesivos y ocurren en momentos inoportunos, es probable que estén manifestando emociones negativas. La inseguridad, el miedo, la frustración y el aburrimiento son las razones más habituales detrás de los ladridos en abundancia, según estudios veterinarios.
No obstante, los ladridos constantes también se pueden interpretar como señales de alerta o advertencia. Es usual que un perro ladre al escuchar que alguien está en la puerta de la casa o cuando se acercan extraños, especialmente si hay niños en la familia. El sonido de este ladrido suele ser agudo, fuerte y autoritario.
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No hay que descartar los ladridos de ansiedad, que los canes inician como un mecanismo de autoconsuelo. Se trata de sonidos agudos y a veces van acompañados de gemidos. Este tipo de ladrido es típico en perros que sufren de ansiedad por separación, miedos y fobias.
Más allá de los tipos, es importante entender que utilizar castigos nunca es una buena opción para calmar los ladridos de los canes. Una alternativa más amigable es, en lugar de castigarlo, premiar el comportamiento que sí es correcto. Cuando esté tranquilo, darle una recompensa, para que la mascota relacione portarse bien con recibir un regalo.
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