En medio de la escasez y la suba de los precios de los productos frutihortícolas, tener una huerta y cultivar tomates en casa se convirtió en el deseo de muchas personas.
Para lograr el éxito en el cultivo de esta fruta tan versátil y valorada en la gastronomía, es esencial seguir ciertas recomendaciones específicas. De estos cuidados dependerá la producción que pueda brindar una planta.
Considerar el clima es fundamental a la hora de plantar el tomate, que si bien requiere de mucha luz solar, no puede crecer en ambientes muy cálidos. De ahí que se puede iniciar con la siembra entre marzo y abril.
Con los cuidados necesarios, tras la siembra, se podrá obtener un buen fruto y cosechar en poco tiempo, incluso, en un periodo de entre dos y tres meses, según explicó el productor Guido Torres, de Coronel Oviedo, en contacto con La Nación/Nación Media.
“Una planta puede producir mínimo ocho kilos por un periodo de dos meses”, aclaró el profesional. La planta de tomate debe sembrarse en un lugar donde reciba sol y se recomienda ubicarla en un sector estratégico del jardín u hogar, donde esté lejos de árboles, edificios o arbustos altos que le tapen del sol.
Los rayos solares ayudan a prevenir que contraiga enfermedades y le permiten tener una ventilación adecuada, favoreciendo un buen desarrollo de la planta y la producción de más frutos.
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De acuerdo con los estudios botánicos, la planta de tomates crece mejor en suelos donde tengan un buen drenaje con un gran contenido de materia orgánica, por lo que, utilizar abonos naturales y fertilizantes puede ser de gran ayuda para garantizar el buen desarrollo de la planta.
Se trata de una planta que luego de sembrarse, requiere de regarse cada vez que la superficie de la tierra esté seca, dato muy importante para el buen mantenimiento.
Al momento de que los tomates maduren, hay que cosecharlos de manera frecuente a fin de que se estimule la producción de más frutos. Para recolectarlos es ideal utilizar tijeras de poda y no arrancar los tomates para evitar romper las ramas.
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