Es un objetivo muy común implementar una alimentación saludable en la rutina diaria, pero no siempre se logra, especialmente cuando aparece la fuerte ansia de comer alimentos dulces. ¿Por qué aparece esta ansiedad cuando se intenta mejorar la dieta o perder peso? Las razones pueden ser varias.
La caída drástica del nivel de azúcar en sangre está, sin dudas, vinculada a las ansias por lo dulce, según estudios nutricionales. El azúcar es una fuente de energía clave para todos y su sabor es una de las experiencias sensoriales más básicas. Cuando el nivel de azúcar en la sangre baja, el cuerpo puede responder ansiando una fuente rápida de energía, a menudo en forma de azúcar y carbohidratos.
Los descensos de dopamina y serotonina, hormonas de la felicidad, también están involucrados en la ansiedad por el consumo de dulces. Comer alimentos azucarados y ricos en carbohidratos puede desencadenar la liberación de dopamina, creando una experiencia placentera y reforzando la ansiedad por ellos. Las dietas bajas en carbohidratos pueden reducir la serotonina y bajar el estado de ánimo, aumentando el deseo de consumir dulce.
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El estrés, el aburrimiento y la alteración emocional pueden provocar igualmente una ansiedad por comer alimentos reconfortantes. La hormona del estrés, el cortisol, puede generar una ansiedad por alimentos dulces reconfortantes. Todo parece indicar que cambiar de hábitos, cuidar la salud mental y optar por una dieta más equilibrada es la respuesta para dejar atrás las ansias por lo dulce.
También se puede sustituir los carbohidratos refinados con alto contenido de azúcar por otros más complejos como dulces integrales o barras de nueces y semillas. Lo mejor siempre será recurrir a un profesional de la nutrición para elaborar un plan de alimentación acorde a las exigencias particulares.
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