Puede resultar una costumbre bastante común servir una taza de café junto a un pequeño vaso de agua. Esta práctica puede tener inesperados beneficios, entre los que se destacan la hidratación o la neutralización de sabores. Conocé por qué puede ser muy útil para el organismo implementar este hábito en la rutina diaria.

Para apreciar el verdadero sabor de la cafeína, consumir un poco de agua a la par puede ser la respuesta. Este hábito sirve casi como una “limpieza de boca” para eliminar el sabor de los alimentos consumidos anteriormente y así poder disfrutar del sabor único que ofrece una taza de café.

Según estudios nutricionales, combinar el consumo de café con un vaso de agua no solo está relacionado con la idea de potenciar el sabor, sino también favorece la hidratación del cuerpo y ayuda a mitigar la sed, además de brindar una sensación de saciedad. El café es un diurético natural que, al ser consumido, desencadena el proceso de deshidratación en el cuerpo. De ahí la importancia de acompañar la bebida con un poco de agua.

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Agua: ¿antes o después del café?

De acuerdo con las recomendaciones nutricionales, se sugiere consumir agua antes de tomar café debido a que este líquido limpia el paladar y permite apreciar las propiedades aromáticas de la bebida. Por este motivo, se cree que quienes beben agua después del café no llegan a apreciar verdaderamente el sabor de esta bebida.

Otra razón por la que no se recomienda tomar agua posteriormente es el riesgo de experimentar síntomas de irritación en la mucosa o acidez. De ahí que, a la hora de combinar el ritual del café con un vaso de agua, se recomienda que el líquido vital se encuentre a temperatura “natural” para evitar riesgos estomacales.

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