La experiencia de asistir a un concierto musical no solo alimenta el alma, sino también estimula la función cognitiva. Según una investigación reciente, escuchar música en vivo fomenta un intercambio más activo de información en todo el cerebro, potenciando los procesos emocionales y creativos.
En la investigación de la Universidad de Zúrich, en Suiza, se demostró que las emociones generadas durante una presentación musical en vivo (agradables o desagradables) provocan una actividad mucho más alta y consistente en la amígdala, el centro emocional del cerebro. De ahí que la experiencia puede resultar muy estimulante para la función cognitiva.
Presenciar un concierto también fomenta un intercambio más activo de información en todo el cerebro, que permite una mejora en el procesamiento emocional en las partes afectiva y cognitivas. De esta forma, también se benefician los procesos imaginativos en el cerebro.
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Es bien sabido que la música tiene un fuerte impacto emocional sobre el organismo. No obstante, a diferencia de las pistas grabadas, las presentaciones en vivo causan una inigualable sincronización entre la experiencia emocional y el sistema cerebral auditivo, la parte del cerebro que evalúa la música de acuerdo con su calidad acústica, por lo que pueden resultar especialmente beneficiosas para la salud del cerebro.
Más allá de lo que hace a la salud cognitiva, vivir la experiencia de un concierto puede activar el sistema de recompensa cerebral, liberando dopamina y serotonina (hormonas de la felicidad) y otras sensaciones placenteras.
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