En el verano, las frutas son grandes aliadas para mantener la hidratación y aportar nutrientes al organismo. No obstante, las altas temperaturas pueden acelerar los procesos de maduración y descomposición. Mantenerlas frescas es posible con algunos trucos sencillos.
Lo más importante a tener en cuenta es el almacenamiento. Según estudios nutricionales, replicados por la prensa internacional, resulta más conveniente agruparlas por su nivel de maduración y almacenarlas en la heladera o en cestas o en bolsas perforadas para mantener el flujo de aire.
La refrigeración es clave para preservar la frescura de muchas frutas. Todas deben mantenerse en la heladera para evitar su descomposición. Lo mejor es lavarlas y secarlas por completo antes de guardarlas. Se recomienda dejarlas en contenedores herméticos en la heladera.
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Congelar frutas es una excelente opción para conservarlas durante más tiempo, especialmente aquellas que están en su punto máximo de madurez. En estos casos, lo ideal es cortar las frutas en porciones y congelarlas en bolsas o recipientes herméticos. También se pueden mezclar con avena o yogurt a fin de evitar su desperdicio.
La elección de los envases para conservar las frutas también puede hacer la diferencia. Lo ideal es que permitan que el aire circule a su alrededor, evitando la acumulación de humedad que puede acelerar la descomposición. Se recomienda que los recipientes sean transparentes y que contengan un colchón de servilletas de papel para que absorban la humedad.
Cuando las frutas comienzan a mostrar signos de deshidratación, un truco sencillo y efectivo es sumergirlas en agua helada durante unos minutos o dejarlas en la heladera durante algunas horas, siempre cubiertas por completo. Este método puede ayudar a restaurar la frescura.
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