El consumo de harinas en exceso puede resultar perjudicial para la salud: está vinculado con la acumulación de grasa subcutánea y visceral, por lo que se recomienda moderar su ingesta. ¿Qué sucede cuando se elimina de la dieta? Todo parece indicar que se comienzan a experimentar mejoras en el sistema digestivo y cardiovascular.

En el proceso de refinamiento, las harinas van perdiendo los nutrientes propios del producto natural como el trigo u otros cereales. De ahí que se recomienda, en lo posible, limitar su ingesta. Se considera además que podrían crear dependencia y ser perjudiciales, según un estudio realizado por el Centro de Salud de Alpedrete en Madrid, que fue replicado por la prensa internacional.

Una vez que se eliminan las harinas de las dietas, se empiezan a percibir numerosos beneficios como el aumento de la sensación de saciedad, de acuerdo con el estudio español. Para mantener este estado, se recomienda optar por las harinas o los granos integrales atendiendo a la fibra que contienen.

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Eliminar las harinas refinadas y ultraprocesadas de la dieta también se relaciona con la disminución de los niveles de triglicéridos y una mejora en la salud cardiovascular, además de la prevención de condiciones como la hipertensión arterial, la obesidad, el síndrome metabólico o la diabetes.

La decisión de dejar atrás las harinas no implica cortar del todo el aporte de carbohidratos. En este caso, es necesario diferenciar entre los carbohidratos buenos y desechar los refinados. Vale la pena recordar que, antes de tomar cualquier decisión relacionada con la salud o la alimentación, siempre es mejor consultar previamente con un profesional de la salud y la nutrición.

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