Tocar un instrumento musical está vinculado con una serie de mejoras para la salud cognitiva como el fortalecimiento de la memoria y la capacidad de resolver tareas complejas. Se trata de una forma de buscar el bienestar general y fomentar la agilidad y la resiliencia del cerebro, según se descubrió en un nuevo estudio.
Según un estudio elaborado por la Universidad de Exeter en Reino Unido, que fue replicado por la prensa internacional, aprender o tener los conocimientos para tocar un instrumento contribuye notoriamente con la salud cerebral. Promover la educación musical sería muy importante para llevar un estilo de vida protector para la salud del cerebro.
Hay evidencia considerable sobre el beneficio de las actividades musicales como una herramienta para prevenir para la demencia, al igual que una práctica para envejecer saludablemente, sin perder la agilidad mental. El ejercicio de interpretar un instrumento, especialmente el piano, se relaciona con una mejora en la memoria y la concentración.
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Más allá de aprender a tocar un instrumento, la música potencia la memoria, la motricidad y coordinación, las habilidades sociales, las funciones ejecutivas y hasta las emociones, entre múltiples beneficios. Despierta emociones y, a la vez, impulsa el aumento de la actividad del cerebro.
Al escuchar o hacer música, el cerebro se beneficia con la descarga y catarsis emotiva que se genera durante esos procesos creativos: al ser algo abstracto, sortea lo racional y estimula directamente las estructuras cerebrales que regulan las emociones.
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