Lejos de lo que comúnmente se cree, disfrutar de una película de terror no siempre es malo. Todo parece indicar que un buen susto también tiene beneficios, siempre que se trate de adultos. Se cree que, como un rasgo característico, exponerse a esta clase de terror “medido” puede servir incluso como un mecanismo de aprendizaje.

Según un estudio del departamento de psicología de la Universidad de Toronto en Canadá, que fue replicado por la prensa internacional, las películas de terror permiten la preparación para enfrentar situaciones de estrés y ansiedad, pero en un entorno seguro. A través de esta clase de experiencias, el espectador busca a nivel fisiológico una descarga de adrenalina, pero de forma entretenida.

Las películas de terror también pueden servir como una herramienta de aprendizaje al brindar información sobre contextos en los que no se estuvo nunca, teniendo en cuenta que parten de escenarios y situaciones desconocidas. Paralelamente, una de sus mecánicas principales es la sorpresa, desatando esa dosis justa de adrenalina que el organismo necesita.

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De cierta forma, se puede decir que las películas de terror están pensadas para que el sistema cognitivo tenga un balance entre lo predecible y lo inesperado. Todo con el propósito de recopilar información para minimizar sorpresas. Se trata casi de un tipo de entrenamiento “perfecto”, que se desarrolla en un entorno seguro.

Interactuar con temas aterradores también es muy útil para obtener información sobre uno mismo. Esta clase de cintas permite a los espectadores analizar y valorar cómo se reacciona ante el miedo. Permite la reflexión acerca de la reacción que se podrá tener frente a esta clase de situaciones.

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