La necesidad de dormir ocho horas se convirtió casi en una regla entre los hábitos saludables. No obstante, esta meta puede ser difícil de alcanzar debido al ajetreado ritmo de vida y otros factores. Con las necesidades de sueño distintas para cada persona, se recomienda priorizar otros aspectos que hacen al descanso.
La calidad del sueño es más relevante que contar las horas de sueño, reveló un estudio elaborado por la organización estadounidense Cleveland Clinic, que fue replicada por la prensa internacional. Enfocarse conscientemente en procurar dormir puede ser contraproducente y suma estrés al proceso natural del sueño.
Un sueño de calidad se define por episodios de sueño principales sin despertares frecuentes. Dormir menos horas, pero de manera regular, podría ser igualmente beneficioso para la salud. Al parecer, la regularidad del sueño resulta aún más importante que dormir las ocho horas recomendadas.
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La cantidad de sueño que necesita cada persona podría ser una característica heredada. El tiempo de descanso nocturno ideal varía según el individuo por factores genéticos y otros motivos, que hacen necesario un enfoque personalizado. La mejor acción respecto al sueño es relajarse y enfocarse en eliminar obstáculos como la tecnología, un gran distractor.
Mantener patrones y rutinas de sueño es más importante que obsesionarse con las mencionadas ocho horas. Resulta de vital mantener cierta flexibilidad para no perturbar el sueño ante eventualidades como trabajo nocturno o niños inquietos por la noche.
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