El estiramiento es una actividad fundamental para la rutina diaria y sirve no solo en la previa a realizar ejercicios físicos, sino también es una práctica que se recomienda desarrollar antes y después de cada trabajo. Este hábito puede aportar numerosos beneficios al organismo como, por ejemplo, el aumento en el flujo sanguíneo y una mejora en la circulación.
Según un estudio de la organización estadounidense “Mayo Clinic”, uno de los mejores momentos para realizar estiramientos es por la mañana, al levantarse de la cama. El estiramiento matutino ayuda a reducir el riesgo de sufrir una lesión durante o después de ese esfuerzo, mejora la flexibilidad, aumenta el flujo sanguíneo, la recuperación muscular es más rápida y permite prevenir la rigidez.
Durante el sueño, la temperatura corporal desciende debido a las largas horas de inactividad, lo que acorta y tensa los músculos. De ahí que estirarse por las mañanas es esencial, ya que permite que el organismo se active y se encuentre listo para comenzar el día con más energía.
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Una rutina corta de estiramiento matutino, de apenas 10 minutos, ya puede contribuir a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Para lograr que la sesión matutina de estiramiento sea tranquila, se puede reproducir música relajante o calmante para entrar en el estado de ánimo.
Para arrancar con la rutina de estiramientos, se recomienda realizar sesiones de 10 a 30 segundos, aunque las personas con más tolerancia pueden aumentar el tiempo de la rutina. A la hora de realizar la práctica, el cuerpo y los músculos deben sentir una tensión, pero no la suficiente como para que se transforme en dolor. Cualquier molestia es indicio de que el trabajo no se está realizando correctamente.
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