Con el inicio de un nuevo año, desde el punto de vista de la psicología, es saludable trazar nuevas metas y objetivos. No obstante, cuando de trata de grandes propósitos o poco realistas, el proceso puede resultar intimidante y generar desánimo o procrastinación. El secreto puede estar en fijarse “micropasos” y realizar análisis frecuentes del avance del trabajo.
Según explicó la psicóloga Celeste Cano a La Nación/Nación Media, el ser humano necesita de un rumbo que seguir, por lo que trazar una lista de propósitos al inicio de un nuevo año permite al cerebro enfocarse en aspectos positivos. “Es una práctica muy saludable. Cuando se elaboran de la forma correcta, las metas nos ayudan a lograr nuestra productividad y reforzar también la autoestima”, destacó.
No obstante, a la hora de elaborar estos objetivos, es primordial priorizar los anhelos con base en factores como la disponibilidad de tiempo y los recursos que se invertirán en lograr los propósitos. Tras el análisis, la recomendación de la profesional es elaborar una serie de micropasos o desglosar los objetivos en tareas diarias.
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“Lo que frecuentemente nos hace fracasar en el logro de metas es no ser realistas, no identificar bien lo que necesito para lograr estas metas. Es necesaria la introspección. Conocerse bien a uno mismo, identificar qué es lo que nos gusta y cuáles nuestros propósitos en la vida. Tras este proceso y con las metas trazadas, se pueden realizar el desglose en pequeñas tareas, que pueden ser cumplidas a diario, con enfoque y disciplina”, expresó para LN/NM.
La profesional enfatizó además que es fundamental establecer un orden de prioridades para cumplir las metas trazadas. “No se puede hacer todo al mismo tiempo. Definir prioridades también es fundamental para focalizar la atención. Con un cronograma de acciones, también se puede realizar evaluaciones diarias”, resaltó.
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