Si bien tomar agua es imprescindible para el organismo, también es cierto que esta necesidad está cubierta de varios mitos. Afirmar a qué hora conviene o no es relativo a la situación individual, actividad y salud general de cada organismo. Lo cierto es que no es muy recomendable consumir agua en grandes cantidades antes de ir a la cama para velar por el buen descanso.
Tomar un vaso de agua por la mañana pone en marcha el sistema metabólico. Después de la actividad física, consumir el líquido vital repone lo que el organismo eliminó con el sudor. Antes de las comidas, el agua contribuye a la digestión, pero antes de dormir puede ser un factor que cause insomnio.
Aunque un vaso de agua antes de dormir ayuda a hidratar el cuerpo durante esas 8 horas de sueño, también es cierto que puede alterar los patrones habituales de sueño debido a que desata la urgencia de ir al baño durante la noche, interrumpiendo el descanso reparador, según análisis médicos.
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De ahí que una buena opción es beber más líquidos durante el día y abstenerse de beber agua inmediatamente antes de dormir, incluso unas 2 o 3 horas antes de ir a la cama. También es importante asegurarse de orinar antes de acostarse para lograr periodos de sueño continuos.
Durante el día, resulta indispensable hidratarse correctamente para el buen funcionamiento del organismo. Además de beber dos o más litros de agua, la hidratación también viene de los caldos, los jugos, las frutas y verduras. Únicamente, hay que reducir los refrescos que agregan azúcares o las bebidas que suman cafeína o sodio debido a que no aportan a la hidratación; al contrario, restan.
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