Por su mala fama, el chocolate no se incluye frecuentemente en los planes de alimentación saludable. Aunque es cierto que cualquier exceso puede ser perjudicial, consumido con moderación, el chocolate puede aportar beneficios a la salud: desde proteger el sistema cardiovascular hasta estimular la función cognitiva.
Según una investigación publicada en la revista especializada “The Journal of Nutrition”, que además fue replicada por la prensa internacional, la composición química del chocolate se destaca por su concentración de antioxidantes como polifenoles y flavonoides, que ayudan a prevenir problemas cardiovasculares. Estas propiedades se encuentran principalmente en la versión amarga del alimento.
El consumo de chocolate negro o amargo también podría reducir los niveles de “colesterol malo”, mejorando así la presión arterial. Más allá de sus efectos cardioprotectores, este alimento reduce el deterioro de memoria en las personas mayores, favoreciendo el flujo sanguíneo en las partes del cerebro que se necesiten.
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La ingesta del chocolate ayuda a mantener hidratada la piel. Al contrario de la creencia popular que sostiene que este producto saca granos, el cacao del alimento ayuda a promover la circulación sanguínea en los capilares finos de la capa superior de la piel, mejorando su textura y apariencia.
A la hora de incluir el chocolate en la dieta, con la aprobación de un profesional, siempre es recomendable optar por sus presentaciones más puras. El chocolate negro es mucho más sano que con leche o blanco debido a que no posee tantas grasas saturadas ni azúcares, dos factores claves para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
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