Son cuatro los tipos de apegos afectivos brindados en la infancia, estos vínculos de padres e hijos marcan el desarrollo de los niños y los mismos afectan a su edad adulta. Cuanto más seguridad, confianza y estabilidad en la relación de los primeros cuidadores con los niños, estos tendrán tendencias positivas en sus vínculos en la adultez, de lo contrario podrían ocurrir problemas mentales.
Se estima que más de la mitad de la población tiene problemas de salud mental a causa del trato que recibieron en la infancia. Estos trastornos se hacen evidentes después de los 14 años, mismos que deben ser tratados en las consultas de psicología y /o psiquiatría infantil. La especialista Mary Ainsworth, psicoanalista estadounidense comprobó la teoría de John Bowlby, por medio de las siguientes observaciones.
Los apegos son: apego seguro, apego desorganizado, apego ambivalente y apego evitativo. En un estudio que realizó la especialista estadounidense, pidió a una madre que cada que vez que su niño rompa en llanto, lo consuele, asimismo repitieron el patrón en compañía de un extraño y en ausencia de la madre, el resultado arrojó que el pequeño reaccionó positivamente a solas en compañía de su mamá, que en presencia de un desconocido.
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Según la especialista estos comportamientos o experiencias que recibe un bebé en la edad, son los que forman una matriz para el relacionamiento en la etapa adulta, a pesar de que se olvide el trato que se recibió de bebé, pues se quedan en el inconsciente. La formación positiva para el menor se indica que es el lenguaje y la expresión de afecto, estos determinará si el niño se siente protegido en su vínculo familiar.
Más sobre los apegos
Otros autores, Main y Goldwyn, compartieron un test para determinar que tipo de apego tiene una persona en su etapa adulta (Adult Attachment Inventory, AAI). El primer apego es el seguro, donde los adultos demostraron ser receptivos y sensibles, los mismos pueden compartir sus experiencias negativas como positivas con coherencia, sin expresar enojo o resentimiento al recordar su propia infancia.
El siguiente apego es el ambivalente donde los adultos relatan sus experiencias de la infancia de manera emocional, incoherente y ansiosa. Ocurre cuando los cuidadores tuvieron comportamientos caóticos, este vínculo puede hacer a las personas inseguras en la vida adulta. Otro apego es el evitativo, donde los adultos recuerdan su infancia de manera fría e inexpresiva, estos fueron criados por cuidadores insensibles.
El último es el apego desorganizado o ansioso, que es cuando el adulto recuerda con confusión e incoherencia su etapa infantil, situación donde los padres demostraron interés y desinterés por el pequeño. Es importante reconocer qué tipo de apego se padece, para no reproducir los mismos comportamientos en los vínculos afectivos.
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