El hipo es un movimiento involuntario del diafragma, el músculo que se encuentra en la base de los pulmones. También considerado como un espasmo, esta contracción se manifiesta con un cierre rápido de las cuerdas vocales y así aparece el sonido característico de la condición. Para combatirla, se utilizan generalmente trucos caseros: desde un susto hasta retener la respiración, pero no siempre resultan muy efectivos.
Generalmente no se puede precisar el motivo que genera la aparición del hipo, pero entre las situaciones que podrían desencadenarlo se destacan emociones como la ansiedad o el nerviosismo, cambios de temperatura, tragar aire, comer de forma rápida o una irritación en el estómago o en la garganta, entre otros factores.
Según un estudio elaborado por los hospitales británicos Gloucester y Worcester, la técnica más efectiva para poner fin a un ataque de hipo es apretarse los oídos con los dedos mientras se toma un vaso de agua a través de una pajita. Este método permite normalizar la respiración y el trabajo del diafragma, además de aliviar los músculos respiratorios.
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Además de esta técnica, también se puede combatir el ataque de hipo con respiraciones abdominales. Se trata de inhalar lentamente sintiendo cómo se llena todo el abdomen de aire y aguantar la respiración durante unos 10 a 20 segundos. Luego, dejar ir al aire también lentamente mientras se deshincha el abdomen. En cualquier caso, lo mejor es no obsesionarse con la condición para evitar que se prolongue.
No obstante, en caso de que el hipo se esté extendiendo por un periodo de tiempo largo e irregular, es importante recurrir al médico para que este pueda determinar si se trata de una afección que implica un riesgo para la salud.
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