A pesar de que no es muy popular, la granada está considerada la fruta de la eterna juventud. Una de sus principales riquezas está en sus poderosos antioxidantes como antocianinas, polifenoles y taninos. Por este motivo, es considerada una fuente natural para hacerle frente al envejecimiento celular y oxigenar los tejidos.
Según una investigación elaborada por la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza, que fue publicada en la revista científica “Nature Metabolism”, la granada es capaz de detener el envejecimiento mitocondrial debido a su composición en urolitina A, una sustancia muy difícil de encontrar de forma natural en los alimentos y que tendría capacidad para frenar ciertos signos asociados con el envejecimiento.
Más allá de su efecto sobre las células, esta fruta es una opción muy saludable para incluirla en la dieta: contiene 34 calorías por cada 100 gramos y casi el 92% de su composición está formada por agua. Igualmente, ofrece una dosis considerable de potasio y otros minerales esenciales, además de vitaminas B1, B2, y C.
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Las recomendaciones apuntan a consumir la granada en jugos naturales a partir de su pulpa, para que el cuerpo asimile mejor sus nutrientes. La fruta está contraindicada para personas con tendencia a la hipotensión o quienes presenten úlceras o gastritis.
No es aconsejable consumir la raíz, el tallo y la cáscara de la fruta, únicamente la pulpa. Antes de incluir la granada a la dieta, es importante consultar a un profesional de la nutrición para obtener el asesoramiento adecuado a las necesidades y exigencias personales.
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