La experiencia con el café no es la misma para todos. La forma en que se responde a la bebida está determinada en gran medida por factores externos como el consumo de medicamentos, pero también por aspectos internos como la genética. Un gen en particular, el CYP1A2, es el que parece influir fuertemente en la sensibilidad del cuerpo a la cafeína.

Según investigaciones de la Universidad de Toronto (Canadá), el gen CYP1A2 controla una enzima, con el mismo nombre, que es responsable de descomponer la cafeína y eliminarla del cuerpo. Una gran mayoría tienen dos copias de la variante “rápida” del gen, por lo que pueden metabolizar de forma más acelerada el café.

La cafeína tiene una vida media estimada de dos a ocho horas dentro del organismo. Por este motivo, dependiendo del metabolismo de cada uno, el cuerpo podría tardar entre dos horas y hasta ocho horas en eliminar la mitad de la cafeína del sistema.

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La genética también puede influir en la preferencia por el café. De acuerdo con el análisis, se descubrió que las personas con variantes genéticas asociadas con una alta sensibilidad a la cafeína tenían menos probabilidades de disfrutar el sabor amargo del café oscuro.

La sensibilidad a la cafeína no se trata únicamente de las reacciones nerviosas después de beber café. La genética de la sensibilidad a la cafeína también tiene implicaciones para la salud cardiovascular. Aquellas personas que metabolizan más lentamente el café, al consumir más tazas de esta bebida al día, estaban expuestas a un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Los metabolizadores rápidos no tenían riesgos tan elevados.

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