A pesar de que la manteca y la margarina comparten muchas similitudes y ambas son ingredientes para darle sabor a cualquier plato, también tienen diferencias en su origen y elaboración. Para determinar cuál es la alternativa más saludable y en qué casos utilizar cada una, es importante conocer la composición de ambos preparados.
La manteca está elaborada a partir del batido y amasado de la grasa de la crema extraída de la leche y contiene un alto porcentaje de grasas animales saturadas, que pueden ocasionar afecciones cardíacas. A su vez, la margarina está hecha de distintos tipos de grasas vegetales. Se creó inicialmente como una “opción saludable”, pero tiene altos niveles de grasas trans (aceites líquidos), que pueden aumentar el colesterol malo e igualmente ocasionar problemas cardíacos.
Según datos de la Escuela de Medicina de Harvard, que fueron replicados por la prensa internacional, no existen pruebas convincentes de que el uso de margarina en lugar de la manteca reduzca las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o desarrollar una enfermedad cardíaca.
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Aunque las margarinas actuales disminuyeron su contenido de grasas trans, no se puede afirmar que sean más “saludables” que las mantecas. Ambas pueden consumirse, si se utilizan con moderación, con porciones de no más de diez gramos y de forma ocasional.
A la hora de comprar cualquiera de los dos productos, se recomienda observar con detenimiento las etiquetas de los productos y seleccionar aquellos que tengan menor contenido de grasas saturadas y grasas trans. En el caso de las margarinas, cuanto más sólida es su composición, más grasas trans contiene.
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