Si bien, consumir alcohol nunca es una recomendación saludable, la alerta se intensifica cuando se está en tratamiento con medicamentos como los antibióticos. Mezclar esta clase de bebidas con los fármacos puede resultar perjudicial para el organismo. Una vez que haya finalizado el tratamiento, se debe aguardar incluso un tiempo para volver a ingerir alcohol.
Los antibióticos son recetados generalmente para combatir las infecciones causadas por bacterias. Su función principal es evitar la propagación de estos microorganismos, ya sea matándolos o inhibiendo su crecimiento. Según recomendaciones de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos resulta fundamental usar correctamente estos fármacos, siguiendo con precaución sus instrucciones.
Más allá de la creencia popular, la ingesta de alcohol durante un tratamiento con antibiótico no disminuye los efectos de estos fármacos sobre el organismo, pero sí representa una carga excesiva para el hígado, aumenta su carga de trabajo y lo obliga a procesar estas dos sustancias repercutiendo negativamente en la respuesta del cuerpo ante una infección.
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Por este motivo, se debe esperar por lo menos 24 horas después de haber finalizado un tratamiento con antibióticos o algún tipo de medicamento para consumir alcohol, atendiendo a que el compuesto aún continúa en el organismo.
A pesar de las recomendaciones, siempre es fundamental consultar la opinión de un profesional de la salud atendiendo a que, en algunos casos, el tiempo de espera para ingerir bebidas alcohólicas tras un tratamiento farmacológico puede prolongarse.
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