Un buen nivel de hidratación asegura el correcto funcionamiento de los sistemas y órganos, y la purificación de toxinas y microorganismos patógenos. Además, ayuda a que la sangre circule mejor por el cuerpo, por lo que consumir una importante cantidad de agua resulta fundamental para quienes padecen hipertensión arterial.
El cuerpo pierde agua diariamente a través de la orina, heces, respiración y transpiración. Por este motivo, la hidratación es fundamental para reponer los líquidos que se pierden. Aunque el agua esté presente en distintas bebidas, no puede reemplazarse por otros líquidos como el mate, tereré, jugos y, mucho menos, bebidas alcohólicas.
Los requerimientos de agua pueden variar según la edad y sexo de la persona, así como el tipo de actividad que realiza y las condiciones de salud a las que se enfrenta. En el caso de las personas que sufren hipertensión, los requerimientos son mayores y es necesario consultar con un profesional para tener más precisión.
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No obstante, según recomendaciones de la Unidad de Factores de Riesgo de nuestro país, que fueron replicadas por distintos medios internacionales, lo recomendable es beber al menos entre 2 y 2,5 litros de agua, lo que equivale a ocho vasos diarios aproximadamente. Este hábito debe efectuarse a lo largo del día, sin esperar a tener sed, atendiendo que esta condición aparece cuando el cuerpo se encuentra deshidratado.
Más allá de la hidratación, las personas que sufren de hipertensión tienen que seguir ciertos hábitos saludables como asistir a controles periódicos, alimentarse bien y realizar ejercicio para ayudar a disminuir la presión arterial y así evitar distintos tipos de trastornos de la salud.
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