El orégano es una hierba aromática que no solo se volvió popular por sus virtudes gastronómicas, sino también curativas. Sus hojas sirven para aliviar las molestias gastrointestinales y serían aliados excelentes para mejorar la digestión y evitar la hinchazón abdominal.
Según investigaciones, esta hierba natural es rica en numerosos nutrientes: contiene fibra, hierro, magnesio, calcio, zinc y potasio, además de vitaminas A, C, E, B6 y K. Debido a sus propiedades, principalmente a través de una infusión, el orégano muchas veces es recomendado para aliviar problemas estomacales o digestivos, debido a su contenido de timol, carvacrol y borneol.
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A esta especia natural también se le atribuyen beneficios antiinflamatorios gracias a uno de sus ingredientes activos conocido como beta-cariofilina. El orégano seco tiene efectos analgésicos y antisépticos, por lo que es un buen aliado para aliviar resfriados, catarros y congestiones nasales.
Más allá de sus propiedades, los beneficios de esta hierba no pueden reemplazar las recomendaciones médicas o los medicamentos. Su ingesta siempre debe estar acompañada de una dieta variada y nutritiva, y de hábitos diarios saludables.
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Cómo preparar té de orégano
En un litro de agua hirviendo se debe poner la cantidad equivalente a un puño de hojas de orégano, se deja reposar por tres minutos y se retira del fuego. Una vez que transcurrieron cinco minutos, se recomienda colar el preparado y retirar las hojas.
Se recomienda consumir la infusión a base de orégano hasta dos veces por día. Superar estos límites puede causar una variedad de síntomas: desde malestares y náuseas, hasta salivación excesiva.