Aunque algunos microbios generan olor cuando están creciendo, los que pueden causar enfermedades generalmente no despiden ningún aroma, por lo que estudios hicieron hincapié en por qué olfatear alimentos no basta para confirmar si están o no en buen estado.

Según un análisis de microbiología, replicado por la prensa internacional, los microbios que están más comúnmente asociados con las enfermedades provocadas por los alimentos, como la listeria y la salmonela, son casi imposibles de detectar con la prueba del olfato. Aunque estos microorganismos estén presentes, lo hacen en una concentración tan pequeña en la comida, que la producción de algún olor será completamente imperceptible para cualquiera.

De acuerdo con este estudio, aunque no sea determinante, un uso más apropiado de la prueba del olfato sirve para detectar, por ejemplo, la leche en mal estado y limitar el desperdicio de alimentos. Con otros alimentos como las frutas o vegetales frescos también es importante prestar atención a cualquier olor que indique que no están en buen estado y tomarlo como advertencia para aprender a conservar mejor esta clase de alimentos.

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Guardar los alimentos a la temperatura adecuada y cocinarlos por la cantidad de tiempo indicada pueden ser las alternativas más recomendables, en lugar de confiar en la prueba del olfato para detectar la presencia de algún patógeno.

Una de las técnicas más antiguas para conservar los alimentos es el proceso de congelamiento. Se recomienda realizar este procedimiento utilizando contenedores rígidos preferiblemente de cristal, para evitar el contacto prolongado con plásticos.

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