La lengua es uno de los órganos esenciales para la digestión, la comunicación y otras áreas del organismo atendiendo a sus diversas funciones: deglutir, percibir sabores, limpiar la boca y más. Esta parte del cuerpo es además capaz de captar a los agentes patógenos que ingresan por los conductos nasales y bucales con el propósito de impedir que afecten el sistema inmunitario.
El color que adquiera este órgano puede ser indicador del estado de salud del organismo. Según importantes estudios, notar un mal olor o color irregular en la lengua es sinónimo de alerta. Para que esté sana, esta parte del cuerpo tiene que tener un tono rosado y mostrarse limpia. En el caso contrario, puede significar la presencia de ciertas complicaciones de salud.
Por ejemplo, si la lengua está enrojecida, inflamada o lisa puede ser un síntoma de deficiencia de vitamina B12, una condición que afecta la producción de glóbulos rojos y el funcionamiento adecuado del sistema nervioso.
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Cuando las personas padecen problemas hepáticos, el cambio de color de la lengua es un síntoma, en especial cuando se nota cierta tonalidad amarilla o verde. El excesivo consumo de tabaco, alcohol, café y té negro pueden provocar una afección denominada “lengua vellosa”, que se caracteriza por el color negruzco y la aparición de vello en la zona, que desaparece al limitar el consumo de dichos productos.
Atendiendo las funciones claves de la lengua en el organismo, se recomienda conservar una higiene bucal adecuada. Además de cepillar los dientes, hay que limpiar la superficie de la lengua para eliminar las bacterias y los restos de alimentos que se acumulan en la zona. Se aconseja igualmente eliminar factores irritantes como alimentos muy calientes, prótesis mal ajustadas, alcohol y tabaco.
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