El fantasma del “hijo favorito” acecha comúnmente a las familias. Resulta frecuente escuchar, en un núcleo familiar, que los hijos atribuyen este título a sus hermanos o hermanas. Pero, ¿verdaderamente los padres pueden desarrollar favoritismo hacia alguno de sus hijos? Más allá de esta supuesta preferencia paternal, la persona que se siente como la “menos querida” dentro de su entorno familiar, puede experimentar secuelas profundas que afectan su desarrollo personal y su capacidad para establecer vínculos sanos.
La psicóloga clínica Anabeth Wentzensen, terapeuta familiar y máster en terapia cognitiva conductual, explicó en conversación con La Nación/Nación Media que, lejos del favoritismo o la predilección hacia alguno de los hijos, lo que usualmente puede suceder en una familia funcional es que los padres experimenten mayor afinidad con alguno de sus pequeños.
“Esto es natural y no es una emoción mala, sucede en la vida en general y en otros ámbitos también. Estos sentimientos se deben a que los padres comparten con algunos de sus hijos los mismos gustos, intereses o creencias”, resaltó la profesional para LN.
Lea también: Cinco formas de usar la cáscara de limón
No obstante, Wentzensen puntualizó que existe una diferencia muy grande entre tener mayor afinidad con uno de los hijos a tener un “trato diferencial paternal”, un síndrome que sí puede ocasionar terribles problemas emocionales en los hijos.
“Este síndrome se genera muchas veces como resultado de la dinámica familiar o los vínculos que los mismos padres tuvieron con sus progenitores. También podría deberse a problemas emocionales de los padres o trastornos psicológicos que generan dificultades en el relacionamiento con los hijos. Estos ejemplos corresponden a familias con conductas de crianza no saludables”, puntualizó.
Te puede interesar: Por esta razón necesitas comer mamón en ayunas
El “trato diferencial paternal” puede traer múltiples consecuencias para los hijos que la sufren. Los efectos van desde envidia y conflictos en las relaciones entre hermanos hasta baja autoestima y problemas para establecer vínculos sanos, detalló la psicoterapeuta familiar. En estos casos, resulta fundamental tomar conciencia de la dificultad y recurrir a un profesional.
“Lo primero y lo principal es tomar conciencia de esta dificultad y aceptarla. Ese el primer paso para modificar la dinámica de nuestra familia. Es importante buscar asesoramiento psicológico a fin de implementar nuevas formas de relacionamiento e intervenir en el caso de que haya algún miembro afectado al respecto”, aconsejó.