Más allá de su aroma y su sabor inconfundible, el té de menta tiene cualidades muy beneficiosas cuando se busca bajar de peso y aumentar el bienestar del organismo. Esta infusión funciona como diurético, mejora la digestión y evita la inflamación abdominal. Si estás buscando reducir medidas, el momento ideal para consumir el té es después de comer, según revelan importantes estudios.

La menta tiene múltiples propiedades que la convierten en una alternativa muy beneficiosa para consumirla a través de infusiones. Regula la acidez estomacal y aumenta la sensación de saciedad, por lo que evita el picoteo entre comidas. Además, contribuye a regular la presión arterial.

El té de menta también sirve como un relajante y, a la par, un ansiolítico, por lo que evita el hambre emocional. También favorece el descanso e influye en la metabolización de las grasas. Para aprovechar al máximo sus beneficios, la sugerencia de estudios médicos señala que se debe beber esta infusión tres veces al día, después de las principales comidas. Vale la pena aclarar que su ingesta no reemplaza el plan indicado por un profesional de la salud.

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Cómo preparar té de menta

A la hora de preparar esta infusión, se recomienda utilizar cuatro hojas de menta fresca que sean aptas para consumo. Colocarlas en una olla con agua y ponerlas a hervir. Cuando llegue al punto de ebullición, retirar el recipiente del fuego, taparlo y dejar reposar por al menos cinco minutos.

Otro de los pasos cruciales es colar el preparado para después consumirlo tibio. Además de conseguir las hojas frescas, también es válido optar por la presentación en saquitos, aunque su efecto será más tenue, resultan más prácticos. Para mejorar el sabor, se puede agregar una cucharadita de miel o un edulcorante natural.

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