El café promete más energía y productividad después de consumir una taza matutina, que probablemente pueda hacerte sentir con una mentalidad positiva. Tanta es su popularidad, que sus efectos fueron analizados por expertos en base a esta pregunta: ¿tiene el potencial real, científicamente hablando, para producir sentimientos de felicidad?
Si bien algunas investigaciones sugieren una posible correlación entre el consumo de café y un menor riesgo de depresión, hasta el momento no se ha estudiado a profundidad si puede contribuir a una sensación más general de bienestar diario, o específicamente a sentimientos de felicidad u optimismo. De hecho, estudios recientes muestran una asociación en gran medida nula o débil entre la ingesta de café y el bienestar psicológico.
Aunque esté repleto de antioxidantes protectores y cafeína energizante, el café puede ser un componente saludable de la dieta diaria, siempre y cuando no se exceda ni se lo imagine como una “cura mágica”. Tantos factores internos y externos diferentes contribuyen a la sensación general de bienestar psicológico y felicidad, lo que dificulta para la ciencia analizar la ingesta de cafeína por sí sola como un factor precipitante.
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La dopamina es un mensajero químico
La ingesta de cafeína, como otros estimulantes, da como resultado la liberación de dopamina en la corteza prefrontal, el famoso neurotransmisor de “sentirse bien” que provoca excitación y una sensación de recompensa, pero la alegría resultante no está garantizada. Es decir, que el hecho de que algo nos dé ese golpe rápido de dopamina no significa necesariamente que contribuya a la felicidad.
Los expertos desaconsejan confiar en el café o cualquier alimento o bebida, para el caso, como un amuleto para evocar la felicidad. En realidad, puede ser útil pensar en el estado de ánimo como algo adyacente a lo que comemos y bebemos, en lugar de un resultado o una causa, ya que el estado de ánimo a menudo se ve afectado por estos factores, y puede ser fructífero darse cuenta de cuándo surge eso.
Además, sugieren que no deberíamos depender de ellos para estar de buen humor, ya que a fin de cuentas, si el café es un elemento fijo en tu menú matutino, puede aportar ciertos beneficios, pero no bajo el propósito de aumentar la felicidad. Comenzar a beberlo con este objetivo en mente es un error, especialmente si no se lo tolera bien.
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