Cuando estás ante momentos que se consideran felices, pero los nervios y pensamientos ansiosos toman el control de ellos y te sientes muy estresado, debes saber que no estás solo. Esta reacción es totalmente normal y tiene fundamentos avalados por expertos.
No todos lidiamos con el estrés de la misma manera, algunas personas prosperan bajo presión, mientras que otras experimentan una respuesta de “lucha o huida”. Cuando esto sucede, el cuerpo libera hormonas como la adrenalina que provocan un golpe de efectos físicos, y estas aumentan la frecuencia cardíaca, ensanchan las vías respiratorias y bombean sangre a los principales grupos musculares.
Si bien puede parecer contradictorio sentirse ansioso durante los eventos felices, hay varias razones que lo producen, comenzando con la forma en que nuestro cerebro responde al estrés, ya que el sistema nervioso simpático se activa antes de que la persona pueda procesar si está en peligro o no, siendo interpretado como ansiedad y desencadenando la liberación de hormonas del estrés.
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Otra razón por la que puede sentirse estresado durante las ocasiones de completa alegría es por el miedo a lo desconocido, dado que la mayoría prefiere la estabilidad y la previsibilidad. Esperas que todo salga según lo planeado después de pasar meses preparándote, ya sea para un momento importante o un desafío personal; sin embargo aún así no puedes evitar sentirte estresado porque muchos factores están fuera de tu control y te hacen permanecer inseguro.
Reír y llorar al mismo tiempo
Cualquier emoción intensificada tiene el potencial de desencadenar la respuesta al estrés. Por eso, cuando estás feliz o emocionado, tu cerebro puede interpretar estos sentimientos como estrés porque no puede distinguir de inmediato entre lo positivo y lo negativo, y esto hace que uno pueda reír y llorar al mismo tiempo cuando está muy contento.
Incluso las presiones sociales para ser feliz y permanecer en ese estado extremo de alegría durante los cambios en la vida o los momentos de celebración pueden estresarnos. Podríamos pensar que se supone que debemos sentirnos de cierta manera, por lo que cualquier emoción conflictiva podría convertirse en un factor mayormente estresante.
Si te sientes abrumado, los expertos sugieren tenerse paciencia y decirse algo amable o compasivo como: “Este sentimiento cambiará. Estoy a salvo.” Además, recomiendan practicar una técnica de respiración y recordarse a sí mismo que no estás en peligro en el momento presente; también resulta beneficioso pensar en lo agradecido que está por la oportunidad o ese momento que está viviendo. Cultivar esta mentalidad puede ayudarte a saborear experiencias positivas y reducir el impacto del estrés.
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