El tiempo antes de una conversión importante puede sentirse tenso, ya que es difícil comunicar con precisión y eficacia nuestros pensamientos y sentimientos. Una buena manera de calmarse, aliviar los nervios y bajar los niveles de estrés, es tomando un vaso de agua, pero ¿sabés por qué?
Además de ser una forma eficaz de calmarse, tomar agua antes de una conversación o un evento importante es una gran idea porque el estar levemente deshidratados puede afectar negativamente nuestro estado de ánimo, cognición y atención, dado que alrededor del 55 al 60 % del cuerpo humano está compuesto de agua. Por lo tanto, tiene sentido que tomar suficiente H2O sea una parte clave de la salud y el bienestar.
Estar adecuadamente hidratados es necesario para que nuestro organismo realice correctamente sus funciones, como eliminar los desechos al orinar y defecar, regular la temperatura corporal, lubricar las articulaciones y proteger tejidos sensibles como la médula espinal. Las investigaciones demuestran que incluso la deshidratación, aunque sea mínima, puede alterar nuestro estado de ánimo y la capacidad de pensar con claridad, siendo que el agua constituye el 75 % de la masa del cerebro.
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Efectos de la deshidratación
La deshidratación también provoca dolores de cabeza, mareos y fatiga. De hecho, cualquier proceso en el cerebro necesita agua, por lo que esencialmente nada funcionará sin tener los niveles de hidratación adecuados, y esto elevará el cortisol que es la hormona asociada con el estrés, por lo que tener un diálogo serio en esta situación no es lo recomendable, según el estudio científico publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.
La investigación confirma que la deshidratación perjudica nuestro rendimiento cognitivo, especialmente para tareas que requieren atención, coordinación motora y funcionamiento ejecutivo. Además, es clave tener en cuenta que a medida que avanza el día, perdemos agua a través de una serie de actividades: sudar, orinar, llorar e incluso respirar, y si no reponemos esos líquidos perdidos tomando agua, corremos el riesgo de deshidratarnos.
Dado el efecto que tiene la hidratación sobre la cognición y el estado de ánimo, tiene sentido que tomar un vaso de agua antes de una conversación importante que requiera que proceses tus propias emociones, además de las de otra persona, sea una buena idea. Hidratarte antes de la conversación puede ayudarte a mejorar tu estado mental para predisponerte a escuchar y responder.
Cuando estés bien hidratado, evitarás los altos niveles de estrés, el cansancio, sentirte hambriento o sediento, y todo esto contribuirá a tener una conversación relajada. Tomar agua durante la conversación tampoco es una mala idea; esto te da algo de tiempo para procesar y ordenar tus pensamientos, y puede ser una herramienta útil para reducir la tensión si las cosas se están poniendo un poco emocionales o intensas.
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