Tanto el vino como la cerveza tienen etanol en mayor o menor concentración dependiendo de su proceso de elaboración. Estas bebidas alcohólicas se aprecian mejor si se consumen a su temperatura adecuada, pero si las prefieres más frías, agregar hielo puede no ser tan buena idea y te contamos las razones.

Por lo general, cuando una bebida no está suficientemente fría o queremos que se mantenga un tiempo fresca, añadimos hielo ya que su efecto es más rápido. Sin embargo, en el vino y la cerveza puede ser todo un disparate y aunque se sabe de manera popular que es mejor no hacerlo y muchos lo respetan en lo absoluto, los motivos no son tan conocidos.

La razón principal es que cuando el hielo se derrite aumenta el agua en estas bebidas y las hace perder por completo sus cualidades. En el caso del vino, que de por sí es muy sensible a los factores externos, se aconseja siempre conservarlo a temperatura natural para disfrutar de su verdadero sabor, ya que al poner hielo a la copa estropea sus componentes que promueven su esencia como tal.

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En cuanto a la cerveza, el hielo es un elemento capaz de romper las burbujas de gas anhídrido carbónico que contiene esta bebida y si esto ocurre, la cerveza se queda sin gas hasta el punto de que su sabor cambia por completo. Ambas bebidas son fermentadas y no llevan hielo ni en su preparación ni en su momento de consumo, porque la composición del hielo hace que el grado de alcohol sea menor.

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El hielo es un elemento capaz de romper las burbujas de gas anhídrido carbónico en la cerveza. Foto: Pexels

¿Meter las botellas en el congelador?

Si recurres a este sistema para enfriar tus bebidas, necesitas saber que en el vino o la cerveza, este hecho tampoco es recomendable y si lo sueles hacer estás cometiendo un grave error. Los cambios bruscos de temperatura pueden estropear este delicado producto, una bajada brusca de grados posiblemente alterará su aroma y sabor.

Otro punto interesante es que puede producir una explosión y esto se genera cuando una pequeña parte de la bebida está congelada, lo que significa que gran parte sigue en estado líquido y se desparrama. Controlar cuando esto puede suceder es complicado, pero si decidimos meter la cerveza o el vino al congelador, debemos tener bastante cuidado con el superenfriamiento, es decir, que la bebida no se granice.

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