Todos tenemos objetivos diferentes, para algunos es deshacerse de esas calorías adicionales o ganar masa muscular y ponerse en forma, mientras que otros solo desean mantenerse saludables. Cualquiera de ellos necesita de paciencia, diligencia y precaución, más aún si es tu primera vez en un gimnasio.

El primer día en el gimnasio puede generar nervios y mucha presión, ya que podrías estar bajo la atenta mirada de otros en un terreno desconocido, donde no sabes precisamente qué hacer o cómo iniciar. Según los expertos, el primer paso es establecer metas pequeñas y alcanzables, que se adecuen a tu nivel de condición física y aspiraciones, ya sea para perder peso, desarrollar músculo o mejorar el estado físico general.

Antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios, es recomendable consultar al entrenador profesional y comentar tus objetivos, para que este evalúe tu nivel de condición física y ayude a diseñar un plan de entrenamiento adaptado a tus necesidades y habilidades. Otro punto importante es hacerse una revisión médica general.

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Cuando ya pasen algunos días o semanas, evita el aburrimiento incorporando variedad a tus entrenamientos. Foto: Christian Meza

Comienza con ejercicios de menor intensidad

Aunque te sientas motivado y con ganas de avanzar rápido para lograr tus objetivos, se aconseja iniciar despacio y con precaución para evitar lesiones y agotamiento. Primero prueba con pesas más ligeras y ejercicios de menor intensidad, aumentando gradualmente la intensidad y la duración con el tiempo. Mientras estés realizando el ejercicio, prioriza la forma y técnicas adecuadas.

Es esencial comenzar el entrenamiento con un calentamiento dinámico para preparar el cuerpo para el ejercicio, que incluya ejercicio cardiovascular ligero, estiramiento y movilidad. Del mismo modo, enfríate con estiramientos estáticos para ayudar a que tus músculos se recuperen y así evitar la rigidez.

Presta atención a las señales de tu cuerpo. Si experimentas dolor, mareos o dificultad para respirar durante el ejercicio, detenete y buscá atención médica si es necesario, porque soportar la incomodidad excesiva o ignorar el dolor puede provocar lesiones. Cuando ya pasen algunos días o semanas, evita el aburrimiento incorporando variedad a tus entrenamientos.

Prueba diferentes técnicas, equipos y clases para mantener interesado y desafiar a tu cuerpo de varias maneras. Por último, pero no menos importante, mantenete hidratado bebiendo suficiente agua antes, durante y después del entrenamiento, porque la deshidratación tiene un impacto negativo en el rendimiento y afecta el bienestar general.

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