El trauma financiero es un término que vincula el miedo a las finanzas, provoca sentimientos y comportamientos negativos con respecto a los ingresos y la creación de riqueza. Este fenómeno de la salud mental desarrolla altos niveles de estrés en la persona, afecta el bienestar económico y es un obstáculo bastante común para la felicidad.
Son varios factores los que en la vida adulta conducen al trauma financiero, como un historial de pérdida de ingresos, ahorros limitados, grandes cantidades de deuda, desalojo, divorcio, abuso económico en una relación, entre otros. El término fue acuñado y popularizado en 2016, por el científico investigador en psicología, Galen Buckwalter, quien descubrió un estado de estrés extremo y ansiedad en aquellos que mantenían una mala relación con sus obligaciones financieras.
¿Cómo se manifiesta?
Según las investigaciones, los que padecen este trauma pueden desarrollar síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT), sin embargo no es una condición medicamente diagnosticable y hasta el momento existen muy pocos estudios sobre este fenómeno, aunque eso no significa que su impacto no sea significativo. Los datos recopilados indican que puede manifestarse negación y evasión, lo que afecta a la persona en su capacidad para planificar u organizar sus finanzas.
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Hay un componente emocional en experimentar el trauma que incluye enojo, incredulidad, miedo, tristeza y vergüenza, pensamientos intrusivos y aislamiento social. Los efectos de la experiencia y sus emociones conducen a la incapacidad de mantener un presupuesto o ahorrar, y participar en hábitos autodestructivos, como trabajar constantemente o apostar de manera poco saludable en el futuro.
Muchos deciden no abrir facturas, no hablar de dinero y ni mirar saldos, porque incluso pensar en dinero puede ser muy estresante y, como resultado, la persona opta por evadir el tema por completo. Los gastos excesivos también son otra forma de manifestarse el trauma financiero, ya que esto se reduce a hacer compras, grandes y pequeñas, sin tener las finanzas para cubrirlas, viviendo fuera del presupuesto real.
También se desarrolla la falta de límites, en el que es común no autoexigirse el pago de servicios o productos, prestar dinero cuando no puedes pagarlo y cobrar menos de lo que corresponde cuando realizas un trabajo. Valorar quién eres y tus dones es extremadamente importante cuando se trata de salud mental y financiera, al igual que preparar un presupuesto, analizar tus ingresos y tomar decisiones maduras en cuanto a tus gastos.
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