Ya sea que estés haciendo entrenamiento de fuerza, pilates o te prepares para una maratón, los entrenadores te dirán que actives tus músculos en el calentamiento o durante la rutina. Pero, ¿qué es la activación muscular y cómo saber si realmente lo estás haciendo?
La activación muscular se refiere a preparar el cuerpo para el ejercicio y aprovechar al máximo cada movimiento de manera segura. Según los expertos del portal fitness Well and Good, consiste en “despertar” los músculos e inicia desde el cerebro, donde este impulsa a los músculos a ponerse firmes, es decir, que pasen de un estado de reposo a una etapa de acción.
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Luego, la actividad en el músculo envía los recursos que el cuerpo necesita para completar ese movimiento, aumenta el flujo sanguíneo y oxígeno. Por ejemplo, al hacer una sentadilla con peso, si tomas la carga de una barra sobre tus hombros y la parte inferior de tu cuerpo no está preparada para ello, podrías desplomarte bajo el peso. Mientras que si aprietas o activas, el núcleo y la parte inferior del cuerpo, podrás manejar ese peso, bajar y volver a subir usando el poder de tus músculos.
Los calentamientos de activación muscular pueden ayudarte a prevenir lesiones y también a mejorar la resistencia. Además generan una importante conexión entre músculo y mente, y se perfeccionan los movimientos y flexibilidad, lo que contribuye a la calidad general del ejercicio y sus efectos de optimización.
¿Cómo activar tus músculos?
En un calentamiento de activación muscular, practica el movimiento que estás a punto de hacer bajo tensión con solo el peso del cuerpo o con un peso más ligero que con la carga completa. Concéntrate en involucrar suavemente los músculos que sabes que trabajarás durante la rutina.
Por ejemplo, aunque probablemente no corras con pesas, un calentamiento de activación para una carrera podría incluir estocadas para que los músculos principales de las piernas y los glúteos se “enciendan”. Si no estás seguro de si estás activando tus músculos, probablemente no lo estés, podrás saberlo al sentir la tensión o la contracción en zonas específicas, o si al tocarlo sientes que está duro.
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