Una fuente de proteína fundamental para llevar una alimentación saludable y completa es el pescado, especialmente en otoño e invierno, porque el cuerpo necesita defensas y vitaminas para resistir el frío. Por ello, se recomienda el consumo de pescado por lo menos dos veces por semana.
El bajísimo aporte calórico del pescado y su riqueza en proteínas de alto valor biológico, como las vitaminas A, B, D y E, minerales, fósforo, sodio, potasio, hierro, calcio o yodo, entre otros nutrientes, lo convierten en el alimento perfecto para mantener una dieta equilibrada. Todos estos elementos son esenciales para el sistema inmune y ayudan a prevenir complicaciones habituales en esta estación, como los resfriados y la gripe.
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A través del calcio, el sodio y los ácidos grasos que contiene se logra un refuerzo extra frente a enfermedades y agresiones que nos ayuda a proteger el cuerpo y aumentar nuestras defensas. Como en otoño e invierno muy pocas veces nos exponemos al sol, se recomienda la ingesta de pescado dos veces por semana por su vitamina D, fundamental para prevenir la osteoporosis en adultos mayores.
Más beneficios del pescado
Además, este alimento contiene una excelente fuente de las llamadas grasas saludables, los omega-3, es decir, las que contrarrestan el efecto nocivo de las grasas saturadas y trans, que pueden causar enfermedades cardíacas. Disminuye el riesgo de inflamaciones y por tanto de accidentes cardiovasculares por obstrucción de venas y arterias, también contribuye a una menor presión arterial por el mismo motivo.
Los ácidos grasos omega-3 mantienen el colesterol LDL bajo al ocupar su sitio en muchos procesos en los que interviene la membrana celular. El motivo es que los omega-3 le dan fluidez a la membrana celular y le permiten aceptar la energía que este colesterol lleva, haciendo que no retorne a la sangre cargada de materias grasas. Es por eso que disminuye el riesgo de un tapón en venas y arterias, que podría provocar un ictus.
También varios estudios comprueban que el pescado es una excelente fuente de retinol o vitamina A, imprescindible para la vista, pero también para muchas otras funciones. Estimula la producción de colágeno y ácido hialurónico, combate las arrugas, reduce el tamaño de los poros y aclara las manchas.