Así como la mayoría de los aspectos de la salud cambian con la edad en una persona, también lo hace el ciclo menstrual. Ni el volumen ni la duración o la regularidad permanecen iguales a medida que se envejece, por eso desde la menarquia hasta la menopausia es importante saber qué va sucediendo en el cuerpo.
Cada mujer tiene su propia duración y flujo del ciclo, que puede considerarse normal y va cambiando con los años. Se considera que un ciclo menstrual debe durar entre 3 a 5 días, con intervalos de 25 a 35 días y un flujo promedio sin dolor o con algo de molestias físicas, además de las consecuencias emocionales.
Las niñas suelen llegar a la menarquia con 11 o 12 años, pero si el período inicia antes de los 10 años se conoce como pubertad precoz. Según los datos médicos, esto puede ser constitucional o secundario a cualquier tumor, meningitis o hipotiroidismo. En el caso que el primer período se retrase más allá de los 16 años, sus causas pueden ser himen imperforado, útero ausente, desequilibrio hormonal y anomalías cromosómicas.
Además, puede ser consecuencia del ovario poliquístico, disfunción tiroidea o desnutrición. Todas estas condiciones necesitan una adecuada evaluación y tratamiento por parte de un ginecólogo o endocrinólogo, incluso el retraso en la menstruación, los ciclos muy frecuentes, flujo abundante o períodos muy dolorosos, ya que estos cambios a cualquier edad hacen que sea importante tomarlos en cuenta.
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La etapa de la perimenopausia es una transición de los años reproductivos a la menopausia, donde los períodos irregulares, el flujo temprano, tardío o abundante son comunes. Cuando una mujer entre los 45 a 55 años de edad no tiene menstruaciones durante un período de al menos 1 año, se considera menopausia.
Cualquier sangrado vaginal después de la menopausia se denomina sangrado posmenopáusico, que puede ser pesado o muy ligero. No obstante, cada vez que esto sucede, la mujer necesita una evaluación para descartar problemas de salud.
Cambios en el ciclo menstrual en años reproductivos
1. Periodos frecuentes o sangrado intermenstrual. Durante los ciclos reproductivos, los ciclos menstruales frecuentes o el sangrado intermenstrual también son motivo de preocupación. Pueden deberse a un desequilibrio hormonal, pólipos uterinos o cervicales, fibromas, uso de píldoras anticonceptivas, infecciones vaginales/uterinas o cervicales, cánceres uterinos o cervicales, tumores de ovario y sin olvidar el embarazo y las complicaciones relacionadas. Un embarazo ectópico o un aborto pueden conducir a este escenario.
2. Períodos de retraso. Pueden deberse a un embarazo, síndrome del ovario poliquístico, hiperprolactinemia o uso de algunos medicamentos. Después de una evaluación adecuada, el médico puede recomendar modificaciones en el estilo de vida, como dieta, ejercicio o medicamentos para regularizar los ciclos.
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3. Períodos abundantes. La menorragia o sangrado menstrual abundante puede darse por un desequilibrio hormonal como ovario poliquístico o hipotiroidismo, fibromas, infecciones, tumores malignos posteriores al parto y, por supuesto, un aborto espontáneo. En estas situaciones, el ginecólogo recomendará medicamentos, extirpación histeroscópica o laparoscópica de pólipos o fibromas, y una histerectomía con DIU liberador de hormonas.