A medida que pasan los años es fundamental poner en práctica ciertos hábitos saludables para mantener una buena calidad de vida. Al llegar a los 60 años, una alimentación sana y equilibrada, y la actividad física regular son fundamentales para prevenir enfermedades y aliviar los dolores propios de la edad.
Una vida sedentaria atenta contra el bienestar, sin embargo, una rutina basada en buenos hábitos podría atenuar los dolores musculares, de huesos, arrugas en la piel y enfermedades más complejas que suelen aparecer pasado los 60 años. Si bien a cualquier edad es importante el consumo significativo de nutrientes para el buen funcionamiento del organismo, los expertos recomiendan reforzarlos al llegar a la sexta década de vida.
El envejecimiento es un cambio natural, pero con el paso de los años muchas funciones del cuerpo comienzan a disminuir progresivamente. El camino hacia un mayor bienestar pasa por la dieta y el ejercicio que son los dos cambios más importantes, ambos pueden ser practicados si existe voluntad y una mayor conciencia del cuidado de la salud.
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1. Consumir más proteínas. Ayuda a mantener la masa y fuerza muscular, la salud ósea, y es una de las mejores formas de ayudar con los esfuerzos en la pérdida de peso. Aquellos ya mayores tienen más riesgo de perder masa muscular, por lo que no ingerir suficientes proteínas podría acelerar el proceso. Se recomienda incorporar más alimentos como huevos, salmón, carne de ternera o de pollo, siempre a la plancha para que no contenga grasas malas.
2. Beber suficiente agua. Uno de los puntos más importantes tiene que ver con la hidratación. A medida que se envejece, la sensación de sed tiende a disminuir, por eso los mayores de 60 años suelen deshidratarse aún más. Los médicos sugieren ingerir entre dos a tres litros de agua diarios, lo que equivaldría a unos ocho o nueve vasos de 25 o 33 centilitros.
3. Comer fuera de hora. El hábito de comer a deshora puede ocasionar inconvenientes en la salud, aunque no aparezca. Comer a deshoras en exceso se asocia con aumentos repentinos de peso, mayores fluctuaciones de azúcar en sangre y con ello a aumentar la probabilidad de sufrir diabetes.
4. Dieta sana y equilibrada. Incluir en tu alimentación alimentos ricos en fibra para nutrir las bacterias beneficiosas que viven en tu intestino y así mejorar la absorción de nutrientes, reducir la inflamación y gozar de un mejor estado de ánimo. Además, aumentar la ingesta de legumbres, verduras de hoja verde y pan integral.
5. Actividades físicas. El ejercicio puede mejorar enfermedades crónicas, como la diabetes, y puede mejorar la perspectiva emocional. Se deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos; o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.
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