Verónica Giménez, veronica.gimenez@nacionmedia.com

El Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar se conmemora cada 2 de mayo con el propósito de concientizar sobre el riesgo que representa para los niños y adolescentes. La psicóloga Laura Cáceres explicó sobre la importancia de hablar del tema con los más chicos para prevenir esta forma de violencia que se manifiesta en el ámbito estudiantil.

El hostigamiento sostenido a lo largo del tiempo entre pares en edad escolar es un eje de conversación por la dificultad de la problemática, tanto por los actores que entran en juego y los roles de cada parte para enfrentar esta realidad que se replica en las escuelas y otros espacios de enseñanza y convivencia.

Los casos de bullying pueden comprender agresiones físicas, verbales, psicológicas y sociales. Por ello, es fundamental la intervención de los adultos, ya sea de los padres o tutores, autoridades escolares o aquellos profesionales que puedan contener a la víctima de acoso escolar y guiar en el proceso de búsqueda de una solución.

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“Afecta la salud física y emocional, tanto a corto plazo como más adelante en la vida. Puede ocasionar lesiones físicas, problemas sociales y emocionales, e incluso la muerte. Las víctimas tienen mayor riesgo de desarrollar depresión, dolores de cabeza y problemas de adaptación en la escuela. También puede afectar la autoestima”, manifestó la profesional en conversación con La Nación/Nación Media.

Señales del acoso escolar

Explicó que aquellos que intimidan a otros tienen un riesgo mayor de desarrollar abuso de sustancias, problemas académicos y violencia hacia los demás a lo largo de sus vidas. Para estar alerta sobre este tema, indicó que es fundamental estar atentos si el niño o adolescente presenta heridas en la cara, lesiones inexplicables, pérdidas de materiales escolar o juegos, dolores de cabeza o estómago frecuentes, o quejas de malestar general.

Es importante mantener una comunicación comprensiva con el niño para saber cómo ayudarlo. Foto: Ilustrativa

Otras señales pueden ser los cambios en los hábitos alimentarios, ya sea no comer o atracones, aumento de las conductas agresivas, dificultad para conciliar el sueño o tener pesadillas, incontinencia urinaria, disminución del rendimiento académico, pérdida de interés en las tareas escolares o rechazo a ir a la escuela.

Cáceres también dijo que es común que los niños y adolescentes tengan cierta pérdida repentina de amigos o deseo de evitar actividades con los compañeros, incluso pueden experimentar sentimientos de impotencia o disminución de la autoestima y tener conductas autoagresivas, como autolesionarse o hablar de suicidio.

¿Qué pueden hacer los adultos?

Si bien no existe una regla general exitosa para combatir el acoso escolar, la psicóloga puntualizó como necesario tener una conversación con los más chicos mediante la cual se pueda conocer cómo se sienten en la escuela, con quiénes se vinculan y cómo lo pasan en los tiempos de juego o recreo.

“Hablar abierta y de forma frecuente sobre el acoso escolar, y ayudar a construir la autoconfianza”, sostuvo la profesional. Si hubiera un conflicto, es importante respetar el tiempo de cada uno sin presionar ni buscar culpables y, como adultos, mantener la calma para que los niños sepan que pueden confiar y explayarse con naturalidad.

“Crear una comunicación comprensiva con el niño para saber cómo ayudarlo, encontrar formas saludables para afrontar el problema, examinarse a uno mismo, ya que los niños repiten lo que ven en la casa, explicar las consecuencias que tendrán los actos que se cometen y ofrecerle oportunidades para hacer las paces”, recomendó la profesional.

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