Después de meses de intenso calor, la piel puede sentirse deshidratada y sin brillo, incluso con un aspecto seco y dañado. La buena noticia es que esta condición es reversible siguiendo algunas recomendaciones efectivas para revitalizarla y devolverle su vitalidad.
Los dermatólogos aconsejan que ante el cambio de clima debido al ingreso de otoño y los daños en la piel que dejó el verano es importante mantener la piel hidratada, protegida y nutrida a través de una alimentación saludable y la aplicación de productos de cuidado con propiedades antioxidantes. Con estas medidas es posible recuperar su luminosidad y salud.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y cumple una variedad de funciones. Su cuidado es esencial porque hace de barrera protectora entre nuestro entorno interno y externo, protegiéndonos contra agresiones físicas, químicas y microbiológicas. Las principales recomendaciones son hidratarla y protegerla del sol, pero también hay otros puntos a tener en cuenta.
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1. Alimentación saludable
Es fundamental incluir en la dieta diaria alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes, tales como frutas y verduras coloridas, nueces y pescado. Estos nutrientes esenciales no solo brindan una piel radiante, sino que también contribuyen a una buena salud general.
2. Protección solar
El daño solar acumulativo causa arrugas prematuras, manchas oscuras y otros signos de envejecimiento. Los profesionales sostienen que el protector solar no debe ser reservado exclusivamente para el verano, se debe utilizar todos los días independientemente de la estación porque los rayos UVA están presentes constantemente, incluso en espacios cerrados, ya que estos pueden atravesar vidrios y la luz azul de las pantallas electrónicas pueden causar daños y pigmentación en la piel.
3. Consumo de antioxidantes
Los antioxidantes son necesarios debido a que actúan como protectores ante las manchas o melasmas. Aunque la piel cuenta con antioxidantes naturales, estos pueden ser insuficientes o poco efectivos para protegerla, y como resultado: el colágeno se degrada, la piel pierde su firmeza y pueden aparecer lesiones cutáneas. Por eso, aconsejan la ingesta de frutas y verduras crudas como tomates, pimientos, naranjas, kiwis, arándanos, frambuesas y fresas, así como también aceites vegetales y frutos secos, entre otros alimentos ricos en vitaminas C, D y A.
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4. El sol y la vitamina D
La exposición prolongada al sol conlleva riesgos significativos para la salud y proporciona pocos beneficios. La asociación directa entre el sol y la vitamina D es una idea errónea, ya que no se recomienda como la mejor opción para la salud. La exposición solar saludable es limitada a unos pocos minutos al día, mientras que el control de la vitamina D debe ser realizado por un especialista médico a través de la administración de suplementos adecuados.
5. Utilizar barreras protectoras
Es importante sumar barreras protectoras como gorras o kepis para proteger el cuero cabelludo y rostro, los anteojos de sol que resguardan los párpados y también se recomienda el uso de aguas termales por su efecto refrescante.