Lavarnos la cara siempre pareció un proceso bastante obvio, sin embargo, lo correcto es agregar un limpiador facial y masajearse el rostro durante al menos 60 segundos. Pero ¿por qué? Un minuto parece mucho tiempo para lavarse la cara, pero es lo recomendado por los especialistas de la piel para una limpieza adecuada.
“Es cierto que para que un lavado efectivo no basta con agua y jabón, también debe utilizarse un limpiador facial que permanezca en la piel durante un tiempo suficiente, generalmente por un promedio de 30 a 60 segundos”, afirma la dermatóloga Marisa Garshick.
La mayoría de los limpiadores faciales tienen algún tipo de surfactante o jabón que tarda un tiempo en formar espuma y eliminar cualquier residuo de la piel. “Alguien que usa mucho maquillaje puede requerir los 60 segundos completos para eliminarlo por completo”, explica.
Y agrega: “Además, si estás usando un limpiador medicado como uno que contiene peróxido de benzoílo o ácido salicílico para tratar el acné, querrás asegurarte de que el limpiador esté en tu piel durante el tiempo suficiente para que los ingredientes activos tengan efecto”.
Para una cara sin maquillaje por la mañana se puede aplicar un lavado más corto de 30 segundos. Los especialistas advierten que una limpieza profunda de más de 60 segundos puede provocar sequedad e irritación.
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¿Cómo lavarse la cara correctamente?
1. Usa agua tibia. Evita el agua caliente, ya que esto puede dilatar los vasos sanguíneos de forma crónica con el tiempo, lo que provoca enrojecimiento facial y empeoramiento de condiciones como la rosácea. El agua caliente también elimina los aceites naturales de la piel y la reseca, haciéndola más propensa a la irritación.
2. Elige un limpiador que sea apropiado para su tipo de piel. Eso significa usar un limpiador hidratante para la piel seca, uno en espuma para la piel grasa o uno con ingrediente activo como el ácido salicílico para la obstrucción de los poros y la piel propensa al acné.
3. Evita frotar mucho la piel. El fregado puede provocar la interrupción o lesión de la barrera cutánea, lo que puede dejar la piel susceptible a la sequedad y la irritación. Por eso, se sugiere usar las yemas de los dedos limpias para hacer el trabajo de los paños, esponjas o cepillos, que a menudo son demasiado abrasivos y pueden romper la barrera de la piel con el tiempo. Además, estos objetos son propensos a la acumulación de bacterias si no se lavan y secan correctamente.
4. Seca tu piel con una toalla limpia y suave. Puede parecer obvio, pero este paso es muy importante porque al usar una toalla limpia para secarte la piel después de tu limpieza, evitarás reintroducir bacterias o suciedad en la cara.
5. Después de secar la piel con palmaditas, aplica una crema hidratante sobre la piel húmeda. Solo el acto de limpiar, incluso con un limpiador suave, puede secar, por lo que siempre es importante seguir con un humectante para ayudar a retener la humedad y evitar que la piel se sienta seca.
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