El autor de un manga de ciencia ficción que está por salir a la venta en Japón admite que tiene “absolutamente cero” talento para dibujar, así que utilizó inteligencia artificial (IA) para crear su saga distópica. Los aparatos y criaturas de “Cyberpunk: Peach John” fueron elaborados intrincadamente por Midjourney, una herramienta de IA que trae de cabeza al mundo del arte, junto a otros como Stable Diffusion y DALL-E 2.

Se trata del primer manga japonés totalmente dibujado por IA, y generó preguntas sobre la amenaza que la tecnología podría plantear para empleos y derechos de autor en la multimillonaria industria japonesa del cómic. Rootport, pseudónimo del autor, tardó solo seis semanas en completar el manga de más de 100 páginas, cuando un dibujante habría tardado un año en hacerlo.

“Fue un proceso divertido, me recordó jugar a la lotería”, declaró a AFP el creador de 37 años. Rootport, quien ha escrito tramas de manga, ingresó combinaciones de texto como “cabello rosa”, “chico asiático” y “chaqueta de estadio” para generar imágenes del héroe de la trama en cerca de un minuto.

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Posteriormente organizó las mejores imágenes en un formato de cómic para crear el libro, que ya generó interés en redes sociales antes de su lanzamiento a cargo de la editorial Shinchosha. A diferencia del manga tradicional en blanco y negro, el suyo es en color, aunque los rostros del mismo personaje a veces presentan formas muy diferentes.

Aún así, los generadores de IA han “abierto el camino para que gente sin talento artístico pueda entrar” a la industria del manga, siempre que tengan buenas historias para contar, sostuvo el autor. Rootport dijo sentirse realizado cuando sus instrucciones escritas, que califica como “hechizos”, crearon una imagen que resonó con lo que había imaginado. “¿Será la misma satisfacción que sientes cuando has dibujado algo a mano? Probablemente no”, admitió.

Introspección

Midjourney fue creado en Estados Unidos y alcanzó popularidad mundial tras su lanzamiento el año pasado. Como otros generadores imagen por IA, sus invenciones fantásticas, absurdas y a veces terroríficas, pueden ser muy complejas, generando una introspección entre los artistas.

Las herramientas también han enfrentado dificultades legales. El emprendimiento londinense responsable de Stable Diffusion fue demandado por supuestamente elaborar su software con gran cantidad de material de internet con derecho de autor protegido sin obtener permiso.

Algunos legisladores japoneses han planteado su preocupación sobre los derechos de los artistas, aunque expertos consideran que las infracciones al derecho de autor son poco probables si el arte de IA involucra poca creatividad humana.

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Otros advierten que la tecnología podría quitarle empleos a jóvenes artistas de manga, quienes se esmeran pintando imágenes de fondo para cada escena. Cuando Netflix lanzó en enero un corto de animación japonés con fondos generados por IA, fue criticado en internet por no contratar dibujantes humanos.

Satoshi Kurihara, profesor de la Universidad de Keio, publicó en 2020 un cómic con apoyo de la IA al estilo del fallecido pionero de la manga Osamu Tezuka. Para ese proyecto había dibujantes humanos para casi todo, pero desde entonces el arte de IA ha proliferado y está “destinado” a influenciar a la industria del manga en el futuro, según Kurihara.

“Humanos aún dominan”

Algunos artistas de manga ven con buenos ojos las posibilidades que ofrece la tecnología. “Realmente no veo a la IA como una amenaza, más bien creo que puede ser una gran compañera”, sostuvo Madoka Kobayashi, una artista de manga con más de 30 años de carrera.

La IA “me puede ayudar a visualizar lo que tengo en mente y sugerir ideas iniciales que me desafío a mejorar”, explicó a AFP. La autora, que también entrena a artistas de manga en una academia de Tokio, argumenta que el manga no se basa solo en la estética, sino también en tramas ingeniosas.

En ese campo, “confío en que los humanos aún dominan”. Ella evita copiar directamente imágenes generadas directamente de imágenes generadas por computadora porque “no sé en el trabajo de quién está basado”. En la Academia de Diseño de Tokio, Kobayashi utiliza figuritas para mejorar los dibujos a lápiz de los estudiantes, incluyendo detalles que van de músculos a dobleces en la ropa y espirales de cabello.

“El arte de IA es estupendo (...) pero el arte humano me parece más atractivo precisamente porque es ‘desordenado’”, comentó el estudiante Ginjiro Uchida, de 18 años. Los programas informáticos no siempre capturan las manos o rostros deliberadamente exagerados de un artista real de manga, y “los humanos tienen mejor sentido del humor”, agregó.

Rootport duda que mangas enteramente dibujados por IA van a dominar porque los verdaderos artistas son mejores en asegurar que sus dibujos calzan con el contexto. Pero “tampoco creo que el manga completamente sin ayuda de IA seguirá dominando para siempre”, aclaró.

Batalla por los derechos de autor

Los autores objetan ante la justicia a las empresas de inteligencia artificial (IA) que utilizan sus imágenes para generar contenidos, pero la batalla legal será ruda, ya que, tanto en Estados Unidos, como en Europa, la ley favorece a la IA. Sin embargo, los juristas piensan que la legislación puede evolucionar.

En enero en Estados Unidos, tres artistas se querellaron contra Stable Diffusion, Midjourney y DeviantArt. Por su lado, la agencia fotográfica Getty presentó una denuncia contra Stable Diffusion. Los querellantes objetan el derecho de las empresas de IA a utilizar textos o imágenes para el “aprendizaje” de sus programas.

En Europa, una directiva europea de 2019 autoriza el derecho de exploración profunda, conocido como “data mining”, incluso sobre contenidos protegidos por los derechos de autor, si son de acceso público. Salvo, si el titular de los derechos se opone expresamente.

“Esta excepción a los derechos de autor, pensada para permitir el desarrollo de estas tecnologías, había pasado relativamente desapercibida”, explicó Charles Bouffier, del estudio Racine, en Francia. La dificultad radica en asegurarse que la oposición de los autores sea respetada. Para Pierre Pérot, del estudio August Debouzy, ubicado en París, va a ser difícil saber si una obra fue utilizada en la fase de aprendizaje.

Un estilo

Con respecto a los contenidos que son generados, el estatuto jurídico es delicado. ¿Se trata de una falsificación, sobre todo si un usuario de IA encargó una obra “al estilo” de un autor o para imitar un logo? Tanto el derecho europeo, como el estadounidense, sólo reconocen una falsificación cuando se copia una obra precisa.

“Ni un género ni un estilo pueden estar protegidos por los derechos de autor”, explicó Eric Barbry, del estudio Racine. En cambio, si se reconoce claramente la fuente de una imagen generada, la cuestión puede plantearse. En Europa, hay un reducto que puede proteger a los artistas copiados por tecnologías de IA, ya que la noción de “parasitismo” sanciona el “saqueo” de los esfuerzos ajenos.

Otra cuestión que plantea el auge de estas tecnologías es el uso comercial de los contenidos. Los juristas estiman que una IA no es propietaria, ni autora ni responsable. “Las IA explican en sus condiciones generales que es el usuario quien es responsable del uso que hará del contenido”, destacó Pérot. “No hay nada que impida su comercialización”, agregó.

De esto deriva la pregunta de si se debe especificar que el producto proviene del uso de IA. La futura directiva europea sobre esta tecnología podría estipular una obligación de transparencia. “Va a ser complicado que los usuarios de IA se presenten como autores plenos”, confirmó Barbry. Ningún tribunal en Europa se ha pronunciado sobre el tema, pero en Estados Unidos, la Oficina sobre los Derechos de Autor rechazó otorgar derechos a un cómic generado por IA.

El ejemplo de las fotos

“Este es el enfoque que podrían adoptar los tribunales europeos. Con una salvedad”, dijo Pérot, “cuando el usuario haya tenido un papel importante”. El experto cita el caso de “Space Opera Theatre”, una imagen generada por una IA que ganó un concurso en septiembre. Su productor pasó 80 horas hilando las instrucciones y retocando el resultado.

De este modo, los productos de la IA pasarían a la misma categoría que la fotografía, que se consideraba un producto herramienta y no una obra hasta que una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de 2011 reconoció las “elecciones creativas” que deciden los fotógrafos.

Fuente: AFP.

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