A simple vista, parece una casa humilde como tantas otras en las favelas de Brasil. Pero esta vivienda de 66 m2 y ladrillos aparentes fue reconocida esta semana como “casa del año” en un premio internacional de arquitectura. Premiada por el sitio especializado Arch Daily, la casa pertenece a Kdu dos Anjos, un artista de 32 años que vive en la populosa favela Aglomerado da Serra, situada al pie de la colina que rodea Belo Horizonte (Minas Gerais, sureste de Brasil).
“El diseño de la casa representa un modelo de construcción que usa materiales corrientes en las favelas, pero con una atención particular a la iluminación y ventilación, lo cual resulta en un espacio de gran calidad ambiental”, describe Arch Daily al presentar el proyecto en su sitio web. Para Dos Anjos, fundador de un centro cultural en su comunidad, el premio tiene un significado especial.
“Estoy muy orgulloso de que mi casa haya ganado este premio, porque las noticias sobre las favelas suelen hablar de violencia, tiroteos, de casas desmoronándose. Esto es lo contrario: una chabola alcanzando la cima del mundo”, celebra el joven, que lleva el cabello rasurado bajo una gorra y usa expansores en las orejas.
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Y entre sus numerosos tatuajes, uno se destaca, recién hecho en su antebrazo: el croquis de su humilde casa, que superó en la disputa a construcciones mucho más imponentes de India, México, Vietnam y Alemania. La suya es una vivienda de dos pisos, bien ventilada y luminosa, con ventanas abatibles horizontales y una gran terraza, construida sobre un terreno que compró en 2017.
“Sé bien que mi casa no es la más chic del mundo. Pero es una chabola de la periferia bien construida”, insiste Dos Anjos, que vive allí desde 2020 con dos perros, una gata y “más de 60 plantas”. “Lo que los arquitectos lograron es pura magia. La superficie es de apenas 66 m2, pero aquí hemos celebrado fiestas con hasta 200 personas”, asegura.
Conquista de vida
El plano fue un diseño del colectivo de arquitectos Levante, que ofrecen sus servicios de forma voluntaria o a precios bajos a proyectos en las favelas. “Esta casa se parece mucho a las casas vecinas, pero se diferencia en una serie de soluciones que la hacen más sólida y más respetuosa con el medioambiente, especialmente en términos de ventilación y luz natural”, explica el arquitecto Fernando Maculan, que concibió el proyecto.
Una de las diferencias con las casas que la rodean es la disposición de los ladrillos. En lugar de colocarlos de pie, aprovechando su cara de mayor superficie para ahorrar material, están acostados horizontalmente, en filas intercaladas, lo que le da una mayor solidez y aislamiento a la construcción. La obra llevó ocho meses y mucho trabajo.
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“Los albañiles se enojaban porque les parecía que colocar los ladrillos de esta forma consumía mucho tiempo. Y tuvimos grandes dificultades para subir todo el material por las escaleras, es la última casa de la callejuela, tuve que pagar mucho dinero a los cargadores”, relata, en referencia a los estrechos pasajes de la favela por donde no circulan vehículos pesados.
Toda la obra costó 150.000 reales (USD 29.000). Y la inversión rindió sus frutos: además de la fama internacional que le trajo el premio, la casa le ayudó a cumplir un deseo de infancia. “Cuando era niño, vivía en una habitación muy precaria, mal aislada. Mi hermana y yo fuimos picados por un escorpión. Ganar este premio después de haber sufrido dificultades justamente por problemas relacionados con la arquitectura, representa una gran conquista”, concluye Dos Anjos.
Fuente: AFP.