La reciente liberación de uno de los protagonistas del exitoso pódcast “Serial” ha reavivado el debate sobre la “obsesión” de los estadounidenses por las series de crímenes reales y su efecto en el sistema penal estadounidense. Cuando Adnan Syed salió el pasado 19 de setiembre del juzgado de Baltimore en libertad, 22 años después de haber sido condenado a cadena perpetua por el presunto asesinato de su exnovia, una multitud de simpatizantes le recibió con vítores.

Syed siempre ha negado su culpabilidad en el asesinato de Hae Min Lee en 1999. Entre los partidarios estaba Sarah Koenig, la periodista que en 2014 dio a conocer su caso a millones de oyentes con su pódcast “Serial”. Aunque nunca llegó a concluir si Syed era inocente o culpable, su investigación puso de relieve muchas dudas sobre cómo se procesó el caso.

Descargado millones de veces, el pódcast fue “un éxito de la cultura pop”, dice Lindsey Sherrill, investigadora de comunicaciones de la Universidad de Alabama del Norte y autora de múltiples artículos sobre el tema. “La gente ha estado interesada en el crimen real desde que hay seres humanos”, dijo a la AFP. “Puedes encontrar pruebas de que la gente se interesaba por los crímenes incluso en la Edad Media, cuando iba a ver ejecuciones y juicios públicos”.

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Pero con “Serial” ha pasado de ser “algo que se veía como una especie de placer salaz o culposo a algo que está muy aceptado... Así que ahora está de moda”. Asesinatos sin resolver, fallos de la justicia, desapariciones misteriosas... los pódcasts dedicados al crimen verdadero han florecido a raíz de “Serial”. Sherrill ha contado al menos 5.000 de ellos, aunque dice que varían tanto en naturaleza como en calidad.

Asesinato cuádruple

La mayoría de ellos, realizados por aficionados, hacen poco más que “rehacer un artículo de Wikipedia”, pero los de mayor calidad, “más impactantes”, están producidos por “periodistas, o gente involucrada en la ley de alguna manera”, según Sherrill.

Uno de los mejores, en su opinión, es la segunda temporada de “In the Dark”, un programa de la radio pública que examinó el caso de Curtis Flowers, un hombre negro juzgado seis veces por un asesinato cuádruple que siempre ha dicho que no cometió.

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La investigación periodística, que señaló los fallos del fiscal principal, ayudó al equipo legal de Flowers a llevar su caso a la Corte Suprema de Estados Unidos y contribuyó a conseguir su liberación tras más de 20 años tras las rejas. El efecto de “Serial” en el caso de Syed es menos directo, pues los fiscales reabrieron su caso como parte de una solicitud de reducción de condena. También se han reservado la opción de volver a juzgarlo. Pero en Estados Unidos los fiscales son funcionarios elegidos que suelen estar en sintonía con la opinión pública.

A veces, los pódcasts de aficionados también pueden tener efectos reales. La serie “Truth and Justice”, que anima a los seguidores a enviar datos, ayudó a facilitar la liberación en 2018 de Ed Ates, encarcelado durante 20 años por el asesinato de un vecino, que siempre negó.

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“Distorsionar” opiniones

Según Dawn Cecil, profesora de criminología de la Universidad del Sur de Florida, este aspecto participativo es una de las principales razones del éxito de los pódcasts de crímenes reales, junto con su carácter íntimo y la posibilidad de escuchar un programa entero de una sola vez. Aunque “esto puede crear toda una serie de problemas si no se hace correctamente, como la falsa identificación de sospechosos o la interferencia en las investigaciones en curso”, dijo.

En términos más generales, si bien estos programas tienen una naturaleza educativa y llaman “más la atención sobre posibles injusticias”, también presentan “una tendencia a distorsionar la visión que la gente tiene del crimen y la justicia”, dijo Cecil. Los pódcasts pueden igualmente tener un efecto negativo en las víctimas, especialmente si no quieren que se cuente su historia, explicó la autora de “Fear, Justice, and Modern True Crime”.

La familia de Lee, la exnovia de Syed, ha dicho regularmente que no puede seguir adelante debido a toda la atención que recibe su caso. El lunes, su hermano Young Lee dejó que su dolor estallara mientras daba una declaración sobre Zoom en el tribunal. “Esto no es un pódcast para mí. Es la vida real”, dijo entre lágrimas. “Es una pesadilla”.

Fuente: AFP.

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